“Derecho a la escuela, derecho al futuro”. La historia de Álex, un niño gitano
Una historia especial que queremos que sea algo normal para muchos niños gitanos que viven en Italia
Álex nació en Craiova (Rumanía). Llegó a Italia cuando tenía 3 años y siempre ha vivido en barracas o tiendas sufriendo una serie infinita de desalojos. Álex, huérfano de madre, fue inscrito en la escuela y durante todos estos años ha estado asistiendo asiduamente sostenido por los amigos de la Comunidad de Sant’Egidio y su papá, analfabeto, que siempre ha creído en la importancia de la educación. Álex fue inscrito en el programa "Derecho a la escuela, derecho al futuro" de la Comunidad de Sant’Egidio con una beca de estudios para fomentar la escolarización entre los niños gitanos. Al finalizar el quinto curso ganó un premio por ser el niño con el porcentaje de asistencia más alto de la escuela. Matriculado en el instituto “G.B. Valente” atrajo el interés de los profesores: niño tímido y educado, nunca agresivo y uno de los más pobres del barrio. También la directora, la profesora Lauricella, ha tenido muy en cuenta a este chico con unas ganas enormes de aprender. Álex fue escogido entre los chicos con mejores notas para realizar un intercambio cultural con un instituto holandés. Esto conllevó varios problemas que había que solucionar: económicos, de documentación y de alojamiento. La beca de estudios permitió a Álex costear el viaje, gracias a nuestra ayuda fue posible conseguir un documento de reconocimiento rumano y finalmente la directora se ofreció a acoger en su casa a Álex y al joven holandés que visitaba Italia para el intercambio cultural y que no podía ser acogido por Álex en su barraca. Actualmente Álex está realizando los estudios en un Instituto técnico en Roma y desde hace unos meses vive en una casa junto otras familias. Una casa significa tener menos miedo a la lluvia, al frío, a los desalojos y la posibilidad de estudiar también cuando es de noche.
Esta historia no es un milagro sino el fruto de la amistad y el trabajo de muchos que no se rindieron ante las dificultades y el prejuicio.
Estas son las palabras escritas por la directora al finalizar la semana del intercambio cultural:
"Querido Álex, ¿cómo estás? Creo que hemos estado muy bien juntos, con naturalidad y simplicidad. Eres un gran chico y estoy segura que en la vida conseguirás todo lo que te propongas, porque eres capaz. Estoy orgullosa de tener un alumno como tú, serio y maduro, a pesar de las dificultades que te encuentras en tu vida de cada día. Estás rodeado de personas que te quieren: tu padre es una buena persona, atento y afectuoso hacia sus hijos y lo ha demostrado permitiéndote realizar esta preciosa experiencia; Sandro de la Comunidad de Sant’Egidio que está a tu lado y te da fuerza, con la dulzura que lo distingue. Espero que hayas, recibido también mi afecto y mi estimación. Nunca dejes de ser la persona despierta que has demostrado ser, y con perseverancia y convicción continúa construyendo tu vida. Te mando un beso y te agradezco por aceptar mi hospitalidad, recordando tus sonrisas. Rosamaria"
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