“Para mi esto no es un simple papel. Guardaré este diploma en mi corazón, porque este espacio de amistad me da la vida”, dijo Tijan, un joven de Gambia que este curso recibía su primer diploma de la Escuela de Cultura e Idiomas de la Comunidad de Sant’Egido en Manresa.
La sala de conferencias del centro de Manresa estaba abarrotada formando un mosaico de personas de diferentes culturas y tradiciones procedentes de 18 países, que reflejaba la belleza y la alegría de estar juntos gente muy diversa.
En una ciudad con el 17% de población extranjera, la cultura de la convivencia es un gran reto y aprender la lengua y establecer lazos de proximidad y amistad es el fundamento. Un grupo de mujeres llegadas de Georgia lo entendían así: “aquí aprendemos el idioma y la convivencia que no podemos vivir en ningún otro sitio porque estamos todo el día trabajando en la casa de nuestros “abuelitos””. Los ancianos que cuidan han flexibilizado sus horarios de trabajo para que puedan asistir a las clases de idioma.
La presencia del Alcalde de la ciudad y del Director General de la Fundación Universitaria del Bages subrayaban que se trataba de un acto de especial relieve para la ciudad y agradecieron a los inmigrantes su esfuerzo y voluntad para aprender la lengua e integrar-se.
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