La tarde del 16 de febrero, en Budapest, en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, se celebró la liturgia en recuerdo de Modesta y de todos los que en estos últimos años, en Budapest, han vivido por la calle y han muerto sin casa, a menudo abandonados. La Comunidad de Sant'Egidio ha conocido y ha amado a muchos de ellos. Todo el mundo escuchó con emoción los nombres y las historias de los que fueron recordados durante la liturgia. Destaca entre todos la figura y la historia de Istvan, que consideraba que la Comunidad era su familia, y a pesar de su pobreza se ocupaba y rezaba por las personas de la calle que estaban peor que él.
En su homilía, el padre jesuita Szabolcs Sajgó dijo que también Dios puede quedarse sin casa en la tierra y que todos nosotros, con sentimientos y gestos de amistad, podemos acogerlo en nuestro corazón.
La tarde terminó con una cena de familia con todos los amigos de la calle en el Café Loyola de la Casa del Diálogo, en un clima no solo de recuerdo, sino también de cariño y de fiesta.
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