La catedral metropolitana colmada fue el escenario de la tradicional "vigilia de oración en memoria de los mártires y los testigos de la fe de nuestro tiempo", organizada por la comunidad San Egidio.
La oración, presidida por el cardenal primado Jorge Bergoglio, a quien las autoridades de la comunidad agradecieron su presencia y la calidez de sus palabras.
Asistieron el Secretario de Culto de la Nación, Guillermo Oliveri; el Directo de Culto Católica, Luis Saguir Fonrouge, y el Jorge Sánchez, director de Culto de la Municipalidad de José C. Paz.
En representación de los credos estuvieron, monseñor Joaquín Sucunza, vicario general de la arquidiócesis de Buenos Aires; el arzobispo Siluan Muci, de la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa del Patriarcado de Antioquía; el pastor David Calvo, de la Iglesia Luterana Unida; Carlos Caramutti, de la Convención Bautista; el padre Pablo, de la Iglesia Ortodoxa Rusa del Patriarcado de Moscú; el arzobispo Nicolaos Matti Abd Alaha, vicario del Patriarcado Siriano Ortodoxo en Argentina; el pastor Agostinacchio, de la Iglesia Cristiana Bíblica; Norberto Rodríguez, secretario general de la Asociación Cristiana de Jóvenes; y representantes la Nueva Iglesia Pentecostal, el Movimiento de los Focolares y otras organizaciones religiosas.
En tanto, los representantes de diversas congregaciones religiosas, tanto femeninas como masculinas, tuvieron a cargo intenciones de oración y llevaron las cruces procesionales por continente.
Andrea Poretti, de la Comunidad de San Egidio, destacó que "como cada año nos reunimos en el corazón de la Semana Santa para recordar a quienes han dado su vida por el Evangelio, en una memoria preciosa y significativa".
"Siguiendo a Jesús en el camino doloroso, los mártires de la fe, de la caridad, de la reconciliación y de la paz nos ayudan a renovar nuestra vida, indicándonos la piedra sobre la cual edificarla. Nos hacen recapacitar acerca del coraje de las elecciones y la seriedad de la vida cristiana", dijo.
Poretti describió la vigilia de oración, que se realiza desde hace más de diez años y con un impulso particular en el Jubileo del 2000, como "un espacio de fraternidad donde convergen familias religiosas, comunidades y movimientos, en una herencia para compartir y que llama a la generosidad del testimonio".
Llamó a dirigir la mirada hacia el icono que representa a los mártires, para contemplarlos porque ellos "hablan también de unidad y paciente fraternidad ecuménica, por ello Juan Pablo II definía esta memoria como el ecumenismo de los mártires. La presencia entre nosotros de representantes ecuménicos de distintas confesiones cristianas, habla de que en la memoria del martirio hay un amor que es más fuerte que la muerte, que une y que es necesario fructificar".
Asimismo, recordó que en su visita a la Basílica de San Bartolomé que custodia la memoria de los nuevos mártires, Benedicto XVI expresó: "Mirando a estos héroes de la fe, esfuércense también ustedes en imitar el coraje y la perseverancia en el servir al Evangelio, especialmente entre los pobres. Sean constructores de paz y de reconciliación entre los que son enemigos o se combaten. Nutran su fe con la escucha y la meditación de la Palabra de Dios, con la oración cotidiana, con la activa participación en la Santa Misa. La auténtica amistad con Cristo será la fuente de su amor recíproco. Sostenidos por su Espíritu, podrán contribuir a construir un mundo más fraterno".
La Comunidad de San Egidio es un movimiento eclesial de la Iglesia Católica, nacido en Roma en 1968, hoy presente en los cinco continentes; vive entre los pilares de su vida cristiana la oración y el servicio a los más pobres.