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Roma - 1973
La amistad con los ancianos, que empez� en 1972, ha continuado a lo largo de los a�os con la fidelidad a las personas y a los problemas.
La amistad ha sido el camino que nos ha ayudado a penetrar con profundidad en el continente de los ancianos.
En efecto, encontramos a nuestros primeros amigos ancianos en Roma, en las barriadas de di Primavalle y Garbatella y justo despu�s en Trastevere, en centro hist�rico, cuando se volvieron a abrir las puertas antiguas del monasterio de Sant'Egidio para acoger la oraci�n vespertina de la Comunidad. Precisamente fueron los ancianos los primeros que se asomaron y unieron a la oraci�n de la Comunidad. Entonces todos �ramos j�venes, estudiantes universitarios o de instituto, no dispon�amos de una cultura "geri�trica", ni nos d�bamos cuenta que en nuestra sociedad se estaban produciendo transformaciones profundas que una d�cada despu�s nos har�an hablar de "revoluci�n demogr�fica". El inter�s por los ancianos naci� de una constataci�n: eran grandes enfermos de soledad que ped�an compa��a y apoyo. R�pidamente naci� la simpat�a, una sinton�a con sus problemas. Filomena, Venere, Paolina, Nello y muchos otros: son personas,
con las que hemos escrito una parte importante de nuestra historia de comunidad cristiana. Con ellos ha crecido una verdadera "alianza" de la Comunidad con los ancianos.
Roma - 1974
Aunque con gustos, cultura, lenguaje muy diferentes, descubrimos que la amistad entre generaciones diferentes, entre una joven
y una anciana, es posible. Les pod�amos ofrecer nuestro bien m�s precioso: la fraternidad. Como amigos pod�amos ayudarles, entenderles, escucharles, pod�amos sostenerles.
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