“Dejemos que los pobres nos acerquen entre nosotros, para que podamos juntos dar razón de la esperanza que ha sido derramada en nuestros corazones, y el mundo crea": lo ha afirmado Marco Gnavi, de la Comunidad de Sant’Egidio, en su intervención de esta mañana con una reflexión sobre el ecumenismo y el servicio a los pobres.
Gnavi recordó algunos casos en los que, a partir del uso del mismo lenguaje evangélico de la caridad, la gente se aproximó más, y recordó las experiencias de Serafín de Sarov y de Francisco de Asís, de la Gran Duquesa Isabel (Mat’ Maria Skobtsova) y de la Madre Teresa.
“El pobre tiene que estar siempre en el centro de la vida de la Iglesia y del cristiano”, recordó Gnavi, porque “sin el pobre y sin el amor hacia él, difícilmente nos acercamos al misterio de la cruz y participamos en la espera de la resurrección”.
También en nuestro tiempo, recordó Gnavi, ha habido muchos testigos “puente”, “que participando en identidades confesionales distintas, han amado juntos a los pobres”. El ejemplo de ello ha sido una fiel amiga del inicio de los encuentros por la paz de la Comunidad de Sant'Egidio, sor Emmanuel Cinquin, desaparecida recientemente. Sor Emmanuelle, católica francesa, cuando tenía 62 años se fue a los bidonvilles de El Cairo donde trabajó para ayudar a los chiffonier (los que viven recogiendo objetos en la basura) de la capital egipcia. Hoy su trabajo continúa gracias a sor Sara, copta ortodoxa, que se unió a ella en una aventura que continúa todavía hoy. |