“La presencia de China, que corteja a África con condiciones comerciales mejores que las de los tradicionales socios occidentales, plantea problemas de tipo religioso, inmobiliario y ecológico": eso dijo el cardenal Monsengwo Pasinya, arzobispo de Kinshasa, en su intervención hoy en el Encuentro Internacional de la Comunidad de Sant’Egidio que se celebra en Múnich.
El cardenal insistió en el hecho de que la “globalización en África tiene efectos negativos en el plano económico y financiero”. Precisamente porque se basa en la ley del mercado y en la “propiedad virtual”, “el orden económico mundial –según el prelado– ha vivido una crisis sustancial, que se ha cebado en las economías de los países más frágiles y ha fulminado sus ahorros". Así, según Monsengwo Pasinya, “lo importante son únicamente las materias primas: el hombre africano y su desarrollo integral importan poco. Con estas condiciones es imposible crear un mundo que favorezca y promueva la convivencia”.
“Para que el hombre esté en el centro de las relaciones entre norte y sur, más allá de la explotación de los recursos materiales –continuó el cardenal– hay que promover un "partenariado de materia gris" del sur y del norte. Un partenariado de ese tipo favorecerá una concertación en la economía mundial para llegar a una repartición justa de las riquezas de la Tierra”.
“África se mueve –concluyó el arzobispo de Kinshasa–, está en camino y vive cambios profundos”. Se manifestó convencido de que “las virtudes del ‘convivir’ entre las naciones permitirán sin duda a África presentarse con la cabeza alta a la que L.S. Senghor llamaba ‘la cita del dar y del recibir’ y construir con los demás "la civilización del amor" que tanto amaba Pablo VI". |