"Roma ciudad abierta, segura e inclusiva. Construyámosla juntos", lo han dicho tantos en la marcha con antorchas contra el racismo y toda forma de violencia que se ha realizado ayer en el Campidoglio en Roma. Durante la manifestación, organizada por la Comunidad de Sant'Egidio junto a los principales sindicatos y a las diferentes asociaciones que trabajan al lado de los emigrantes, entre ellas la Arci y el Centro Astalli, han sido recordadas las recientes agresiones ocurridas en Tor Sapienza contra el centro para los refugiados, reafirmando el carácter inclusivo de la ciudad y la indignación frente a cuánto ha ocurrido durante estos días por la encuesta sobre la mafia en la capital.
Durante la marcha intervino Andrea Riccardi, diciendo: "Se sentía la necesidad de una manifestación como esta para decir que en Roma está sucediendo algo muy grave. Roma ya no es abierta, se está volviendo bárbara. En Tor Sapienza hemos visto dos historias dificiles, la de los refugiados y la del barrio. Ha sido una verdadera y propia estrategia de la tensión. Y esto porque la política se ha apagado. Hoy el Campidoglio es rozado por planes de criminalidad organizada bipartisan, esto mina la democracia de la ciudad. Hace falta, pues, reconstruir el tejido cultural y de diálogo. No sabíamos que con los gitanos se ganaba más que con la droga, esto es demasiado grave y pide un salto moral de los administradores".
Hablando de las periferias, el presidente del Centro Astalli don Camillo Ripamonti ha lanzado un llamado para que las periferias geopolíticas de la ciudad no se transformen en periferias existenciales: "Hace falta, al contrario, invertir en una cultura de acogida interreligiosa e intercultural".
|