“Este recuerdo hace que estemos atentos a todos los sufrimientos de la ciudad, en el nombre de Modesta. Y hoy me da la ocasión de dar las gracias a todos aquellos que estos 35 años han hecho más humana esta ciudad. Hoy somos muchos: hay varios grupos que van por la ciudad sobre todo por la noche para consolar. Es el milagro de Modesta, el milagro de la amistad. En estos años muchos que vivían en la calle han encontrado una vida nueva, un trabajo, un lugar en la sociedad. El milagro también es la inclusión”.
Con estas palabras ayer Marco Impagliazzo, presidente de la comunidad de Sant'Egidio, se dirigió a la gente que se congregó en el Andén 1 de la estación Termini de Roma, delante de la placa que recuerda el lugar donde hace 35 años murió Modesta Valenti porque nadie la socorrió.
Tras el saludo de la presidenta de la empresa estatal de ferrocarriles, Claudia Cattani, también monseñor Gianrico Ruzza, obispo auxiliar de Roma centro, habló de un motivo de esperanza y dijo que “la indiferencia es un gran mal y es siempre motivo de muerte, porque permite la cultura del descarte”. A continuación invitó a todos, ciudadanos e instituciones, a tener más sensibilidad ante quien vive en condiciones difíciles.
Este recuerdo se hace oración junto a quien todavía hoy vive la dureza de la calle. El domingo 4 de febrero a las 12 se celebrará una liturgia en recuerdo de Modesta en la basílica de Santa María de Trastévere, y en las próximas semanas en muchas iglesias y parroquias de la ciudad.