«El terrorismo que se hace invocando el nombre de Dios es un ataque a las convicciones de muchos hombres y mujeres que comparten la fe de los asesinos pero también es una agresión a cada creyentes", ha afirmado Armand Puig, Decano-Presidente de la Facultad de Teología de Cataluña, en la mesa redonda "El terrorismo religioso interpela a los creyentes" del Encuentro internacional "La valentía de la esperanza" organizado por la Comunidad de Sant'Egidio.
«Las religiones –continuó el teólogo– tienen varios desafíos en su camino de acercamiento al Absoluto e Inefable. Uno de los más difíciles es el de utilizar el nombre de Dios para asesinar, a menudo de manera indiscriminada, a otras personas, creyentes o no creyentes, a veces incluso a personas que pertenecen a su propia religión».
Para él "la mayor blasfemia que se puede hacer a Dios es convertirlo en Dios de la violencia en lugar de reconocerlo como Dios de la paz". "El terrorista que asesina, a veces dejando su vida en el ataque y en la masacre –continuó Puig– no rinde culto a Dios sino a una ideología de muerte que toma a Dios como justificación del odio y de la violencia que se abaten sobre las personas inocentes.
Para el teólogo catalán "ningún hombre de religión, justo y misericordioso, presentará a Dios como Aquel que pide un compromiso de muerte, una destrucción de la vida que es don divino y por tanto sacrosanto. El terrorista que piensa que matando a inocentes irá al paraíso no se da cuenta de que el paraíso es el lugar de la vida eterna y que difícilmente se puede entrar en él tras haber asesinado en nombre del Dios de la vida". |