En el Día Mundial del refugiado se ha celebrado en Roma un congreso para recordar el "Seyfo", que en sirio significa "espada", (web del congreso) con la participación de los máximos expertos de aquellas matanzas de cristianos de hace cien años, junto al patriarca de la Iglesia siria ortodoxa, Efrén II, que el viernes se reunió con el papa Francisco.
En las intervenciones de historiadores y religiosos ha resonado lo que está pasando en nuestros días en Siria y en Iraq, en las mismas zonas en las que hace cien años no fueron asesinado solo los armenios sino también cristianos de otras confesiones.
Recordar para no repetir pero también para pedir a la comunidad internacional que explore todos los caminos para detener los conflictos en curso: es posible hacerlo o al menos imponer una tregua humanitaria en algunas zonas, empezando por Alepo, en Siria, que también estos días ha sufrido duros bombardeos con nuevas víctimas entre la población civil, cristianos y musulmanes. Es irresponsable no hacer nada esperando nuevos acontecimientos.
Para los refugiados –"rehenes en su patria, y huérfanos en la diáspora", como se ha dicho en el congreso– hace falta una nueva cultura de la acogida en Europa y nuevas medidas, que salven vidas humanas y faciliten la integración. Al mismo tiempo, hay que intervenir para prevenir las causas del abandono forzado por las guerras o el hambre, sin olvidar el preocupante fenómeno de los desplazados medioambientales.
Cinco propuestas para los refugiados
Se han producido más de 25 mil muertes en los "viajes de la esperanza" hacia Europa desde 1990 hasta la actualidad. Son datos impresionantes.
La denominada "emergencia provocada por los inmigrantes" es una percepción falsa de la realidad, ha destacado en los últimos días el presidente de Sant'Egidio, Marco Impagliazzo. Aunque en estos días se ha hablado mucho de migrantes (si bien sería mejor hablar de refugiados) de la frontera de Ventimiglia o de las estaciones de Roma y Milán, en realidad se trata de cifras limitadas, no muy complicadas de gestionar.
Por otra parte, los datos más recientes demuestran que no existe ninguna emergencia debida a los inmigrantes: en 2013 los 28 países de la Unión Europea experimentaron una reducción de 300 mil peticiones de ingreso por motivos de trabajo respecto de los dos años anteriores (2011-2012) y un aumento paralelo de unas 300 mil peticiones de asilo. El saldo es, pues, cero.
Sant'Egidio está en primera la línea de acogida y de ayuda de primera necesidad con todos aquellos que desembarcan en nuestras costas y en los últimos días ha visto aumentar sensiblemente la solidaridad de los italianos en estas situaciones. Pero hacen falta actuaciones importantes.
Propuestas en 5 puntos de la Comunidad de Sant'Egidio para los refugiados
Asociaciones, iglesias o personas concretas podrían patrocinar a solicitantes de asilo solicitando directamente su entrada desde su país de proveniencia (se podría empezar por Siria e Iraq, asolados por la guerra), evitando así los peligrosísimos viajes de la esperanza. El patrocinio garantizaría la acogida y la asistencia para el refugiado.
Humanitarian desk: algunos países europeos (o la Unión) podría acoger a solicitantes de asilo que ya se encuentren en determinados países como Marruecos o Líbano. Se trata de personas que ya han salido de su país, ya han hecho una parte del viaje, pero de este modo evitarían el último trayecto, el que realizan por mar.
Modificar los acuerdos de Dublín ampliando las redes que obligan a pedir asilo solo a los países de llegada. Cabe recordar que muchos casos se podrían resolver con el reagrupamiento familiar.
Visados por motivos humanitarios para aquellos que todavía no han entrado en Europa: está previsto por el artículo 25 del reglamento europeo. Cada estado puede concederlos de manera autónoma.
Permisos por motivos humanitarios para aquellas personas que ya estén en Italia. Es una decisión que puede adoptar el presidente del Consejo con un decreto. Da la posibilidad de trabajar. Ya se ha hecho en el caso de ciudadanos de determinadas nacionalidades, como por ejemplo, los albaneses, que actualmente están en su mayoría integrados en Italia (y también los ex yugoslavos, los tunecinos, etc.). |