Terminó ayer el viaje a Cuba del papa Francisco, que visitó las tres ciudades principales del país, La Habana, Holguín y Santiago de Cuba, donde desde 1992 está presente la Comunidad de Sant'Egidio.
Las palabras del Papa llegaron al corazón de muchos cubanos, católicos y no católicos. Sobre todo cuando habló de "amistad social", invitando a los creyentes a no cerrarse y a no diferenciarse, sino a buscar las maneras de hacer el bien junto a todos. Palabras simples y directas que la gente recuerda y repite: "La importancia de un pueblo siempre se basa en cómo sirve la fragilidad de sus hermanos" y "Quien no vive para servir, no sirve para vivir".
El encuentro con la delegación de la Comunidad de Sant'Egidio se produjo en la nunciatura antes de la liturgia de la Plaza de la Revolución. Cuando vio a Rolando Garrido, que le dio las gracias por su predicación y le explicó la amistad entre los jóvenes de Sant'Egidio y los ancianos, el Papa tuvo palabras cariñosas: "Continúen así, ustedes 'suman' a las personas, sin importar si son de derechas o de izquierdas, 'suman' a muchos y así hacen la paz".
Hubo muchos encuentros y saludos, empezando por la llegada al aeropuerto y continuando en el jardín de la nunciatura junto a los jóvenes de las parroquias, en la plaza de la catedral y luego en Holguín, cuando pasó delante de la casa de la Comunidad de Sant'Egidio, donde lo esperaban los niños de la Escuela de la Paz, los ancianos y muchos jóvenes. Terminó en el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre.
La Comunidad de Sant'Egidio acompañó al papa Francisco con gratitud y entusiasmo, en un clima de renovación que se respira y que representa una gran oportunidad para hacer realidad la "revolución de la misericordia".