En medio de la crisis política y social que hace meses que asola a Burundi y que parece agravarse día a día, desembocando en episodios de violencia ya habitual, las comunidades de Sant'Egidio continúan repartiendo paquetes de alimentos a muchos pobres que quedan cada vez más abandonados y sin ninguna ayuda.
En los últimos días se han realizado algunas distribuciones en Gatunguru, un barrio de la extrema periferia norte de la ciudad.
Gatunguru, que se vio afectado en 2014 por unas violentas inundaciones que provocaron docenas de víctimas y que devastó muchas casas, es uno de los barrios más pobres de la ciudad, y allí viven mayoritariamente personas ancianas que, tras las inundaciones, no tuvieron fuerzas para buscar alojamiento. Desde aquellos trágicos días la Comunidad de Sant’Egidio se movilizó, a través de los Jóvenes por la Paz del cercano barrio de Kinama, para visitar a los más pobres y llevar amistad y ayuda. Para ayudar a las víctimas de las inundaciones, los jóvenes decidieron cultivar legumbres y maíz junto a los ancianos más válidos, en un terreno al que llamaron "campo de los sabios". De ese modo lograron ayudar con alimentos también a los ancianos más necesitados.
La crisis en la que ha caído el país en los últimos meses ha agravado enormemente la ya difícil situación de los habitantes de aquel barrio que tienen cada vez más problemas para encontrar un sustento. Las distribuciones de estos días han podido ofrecer a todos alimentos para al menos un mes.
Los paquetes de alimentos se entregaron ante la nueva casa de Marthe y Pierre, una pareja de ancianos afectados por las inundaciones, que los jóvenes de Sant'Egidio reconstruyeron durante el verano. La mayoría de los paquetes fueron entregados a domicilio, puesto que muchos de los ancianos no se pueden mover a causa de la enfermedad o de la invalidez.
Las distribuciones que se han puesto en marcha a través de la campaña “Emergencia Burundi” han sido una ocasión importante para conocer muchas situaciones de pobreza extrema y para permitir que muchos jóvenes participen en la ayuda a la población más vulnerable. De ahí nació una alianza entre generaciones, que al mismo tiempo que lleva consuelo y ayuda concreta a los ancianos, emplea la fuerza de los jóvenes en el servicio a los más débiles, reforzando en ellas el deseo de construir paz y de no ceder a la propaganda violenta que desde muchas partes agita el país en estos momentos.
La recogida continúa y necesita el apoyo de todos.
|