El 19 de noviembre pasado, la catedral de Brno se llenó de personas provenientes de toda la ciudad para recordar a todos los refugiados que, tras huir de la guerra, han perdido la vida mientras buscaban un futuro para ellos y para sus hijos. La celebración estuvo presidida por el obispo de Brno, monseñor Vojtech Cikrle.
El obispo, emocionado por las historias de los refugiados, dio las gracias a la Comunidad por haber convocado la liturgia, y también por su trabajo tenaz y paciente en favor de los pobres y por su testimonio en la ciudad. Invitó a todos a orar con insistencia por la paz y para que en la República Checa se afiance una cultura de la acogida hacia los refugiados. En su homilía, recordó la obligación de todo cristiano de pararse y dejar que la vida de los pobres le llegue al corazón, sobre todo la de aquellos que se ven obligados a huir de su tierra.
También muchas personas que participaron en la liturgia dieron las gracias a la Comunidad. Una mujer anciana comentó: "Tenía muchas dudas sobre si hay que acoger a los extranjeros. Hoy he comprendido que mi verdadera identidad cristiana consiste en acoger a aquellos que llaman a mi puerta". |