"Los corredores humanitarios demuestran que es posible una alternativa a los viajes de la desesperación por el Mediterráneo y a los traficantes de personas. Se trata de una vía legal que tiene un valor añadido: la sinergia entre instituciones y sociedad civil. Habría que abrir muchas otras vías legales en Europa porque no solo salvan vidas humanas sino que favorecen la integración: esa es la historia que pueden explicar los ya 900 refugiados sirios, entre adultos, ancianos y niños, que han llegado a Italia procedentes del Líbano en un año y medio y que están felizmente integrados en nuestras ciudades". El presidente de Sant'Egidio, Marco Impagliazzo, comenta con estas palabras la llegada del décimo grupo, esta mañana, a Fiumicino, con los corredores humanitarios, organizados por la misma Comunidad junto con la Federación de Iglesias Evangélicas de Italia y la Mesa Valdense.
Han recibido a los 35 refugiados, musulmanes y cristianos, originarios de varias ciudades sirias, como Alepo, Damasco y Homs, responsables de las organizaciones junto con el viceministro de Exteriores italiano Mario Giro y Donatella Candura, del departamento de Libertades Civiles del Ministerio de Interior. Gracias al acuerdo con el Estado italiano, desde febrero de 2016 han llegado casi 900 personas. Daniela Pompei, responsable de los servicios a los inmigrantes de la Comunidad de Sant’Egidio, ha explicado que no pocos refugiados que llegaron apena hace unos meses ya se han integrado: "Algunos ya trabajan en las distintas regiones donde han sido acogidos y donde han aprendido el italiano, como en Lombardía. Es una gran responsabilidad también para ellos. En Europa, en los últimos meses, se ha hablado mucho de cerrar, de bloquear, de expulsar. Los corredores humanitarios demuestran que se puede combinar la acogida y la integración e invitan a pensar en otras vías de entrada legal por motivos de trabajo o por reagrupación familiar, que hay que introducir urgentemente, estableciendo cuotas anuales y reintroduciendo el instrumento del patrocinio, que debería ampliarse a nivel europeo". Sobre la reciente cumbre de París, Pompei ha añadido: "Ha tenido la peculiaridad de reconocer por primera vez que la frontera de Europa ya está en África.
Así pues, teniendo en cuenta las dificilísimas condiciones de vida de aquellos países, hay que intervenir sin quedarse en la disputa entre inmigrantes económicos y refugiados". "En París se tomaron decisiones importantes, pero esperamos los hechos", ha afirmado el viceministro Giro, convencido de que Europa debe replantearse su política sobre inmigración "fomentando la apertura de vías legales de entrada y reintroduciendo el sistema de cuotas no solo para los trabajadores temporales". "Los corredores humanitarios han permitido que entren 900 sirios, combinando solidaridad y seguridad –ha añadido Giro– y por eso representan un modelo para otras situaciones de conflicto. Los países europeos deberían permitir a quien huye de guerras y violencia que presente su solicitud de asilo político sin tener que arriesgar su vida en los viajes por el desierto y por el Mediterráneo". "Emoción y alegría" por el recibimiento en Fiumicino de los 35 refugiados sirios ha manifestado Massimo Aquilante, expresidente de la Federación de Iglesias Evangélicas de Italia, que ha animado a emprender nuevas llegadas, "a recorrer con entusiasmo el camino de integración en la sociedad civil italiana". "Estaremos a vuestro lado para superar los pequeñas y grandes problemas", ha dicho Aquilante. "Empieza hoy una nueva vida para estas familias que provienen de Siria, la primera nacionalidad de refugiados presente en Europa. Italia está orgullosa de recibiros gracias a los corredores humanitarios", ha observado Donatella Candura, dirigente del departamento de Libertades Civiles del Ministerio.
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