Su Eminencia Hilarion, en Roma estos días de viaje oficial, visitó el pasado jueves 17 de septiembre a la Comunidad de Sant’Egidio.
Asistió a la oración de vísperas de la Comunidad en la Basílica de S. Maria in Trastevere. Al finalizar, dirigió un saludo a toda la Comunidad.
Su Eminencia Hilarion, arzobispo de Volokalamsk, es el nuevo presidente del departamento para las relaciones exteriores del patriarcado de Moscú. Este es su primer viaje a Roma con este cargo. Hilarion sucedió a Kirill, después de la elección a patriarca de este último, en la dirección de la “política exterior” de la Iglesia ortodoxa rusa.
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SALUTACIÓN DEL ARZOBISPO HILARION A LA COMUNIDAD DE SANT'EGIDIO |
Queridos amigos, hermanos y hermanas de la comunidad de Sant´Egidio,
estoy esta tarde con gran alegría junto a vosotros: me siento feliz de encontrarme de nuevo con todos vosotros, en particular de volver a ver a mis amigos, algunos de hace muchos años, el Prof. Andrea Riccardi y mons. Vincenzo Paglia; saludo con gran alegría los obispos que hay hoy aquí y a todos vosotros que esta tarde habéis venido y a través de vosotros deseo saludar a la Comunidad de Sant'Egidio de todo el mundo.
Primero deseo transmitiros la salutación y la bendición de Su Santidad el Patriarca de Moscú, Cirillo. En su nombre, así como en el mío propio personal y de los que estamos hoy aquí presentes entre vosotros quiero manifestar la estima y el amor que tenemos por vuestra comunidad. Tenemos primero una gran estima hacia vuestro trabajo en favor de los últimos y de vuestro gran compromiso hacia los pobres y los necesitados y de la acción que desarrolláis, en esta y en otras ciudades, para dar de comer a los vagabundos y a los sin techo; de vuestra atención a los discapacitados, enfermos, huérfanos, ancianos, de la atención que la Comunidad de Sant'Egidio tiene por todos los que se encuentran al margen de la sociedad, de los prisioneros, de los refugiados, de los inmigrantes. Con este trabajo social, con esta diaconía cristiana en favor de los más desfavorecidos, vosotros ponéis en práctica el Evangelio; en el rostro del hombre que sufre vosotros manifestáis el rostro del Señor; sirviendo cada pobre, servís a él que ha dicho: "Cada vez que habéis hecho estas cosas a uno solo de estos hermanos más pequeños, la habéis hecho a mi".
Tenemos un gran respeto por su contribución al diálogo, tanto entre los cristianos, como entre los fieles de las diferentes religiones. En particular estamos satifechos y felices de la relación de comprensión y estima recíproca que durante años se ha establecido entre vuestra comunidad y nuestra Iglesia ortodoxa rusa.
Vivimos en un mundo descristianizado, en una época que alguien erróneamente ha definido como post-cristiana. La sociedad contemporánea con su consumismo, hedonismo, materialismo práctico, relativismo moral lanza a todos los cristianos un desafío serio y difícil. De nuestra respuesta como cristianos a este desafío depende también el futuro de la humanidad e incluso también la posibilidad que la vida continúe en nuestro planeta. Es un desafío común que se nos plantea y también nuestra respuesta debe ser común.
Solamente juntos podremos proponer al mundo los valores espirituales y morales de la fe cristiana; juntos podremos ofrecer nuestra visión cristiana de la familia, de la procreación, de un amor humano hecho no sólo de placer; afirmar nuestro concepto de justicia social, de una mejor distribución de los bienes, de un compromiso por la protección del medio ambiente, por la defensa de la vida humana y de su dignidad.
Estos valores morales son tradicionales en el sentido que son afirmados por los cristianos durante veinte siglos y forman parte de nuestra cultura y civilización europea. Pero a la vez son nuevos y modernos porque eternamente nuevo, moderno, jóven es el Evangelio de Jesús.
DAnte este desafío común que nos lanza el mundo contemporáneo, hoy más que nunca, nosotros los cristianos hemos de estar unidos. Es la hora de pasar del enfrentamiento y la competencia a la solidaridad, al respeto recíproco y la estima; dallo scontro e dalla concorrenza alla solidarietà, al rispetto reciproco e alla stima; diría aún más que debemos pasar al amor mutuo. Dándonos su mandamiento nuevo de amarnos los unos a los otros, el Señor Jesúcristo ha dicho:"De este modo todos sabrán que sois mis discípulos, si os amáis los unos a los otros".
Nuestra predicación cristiana puede ser efectiva, puede ser convincente también en nuestro mundo contemporáneo si sabremos vivir este amor recíproco entre todos los cristianos.
Con estos sentimientos, os agradezco una vez más vuestra invitación y repito mi alegría de estar aquí con vosotros y para expresar de forma concreta nuestro amor fraterno a toda la Comunidad de Sant'Egidio me gustaría hacer la donación de este icono ruso de la Virgen pidiendo a la Madre de Dios que os bendiga, os proteja, os sostenga siempre en vuestro camino en el amor al Señor sirviéndole en cada prójimo, particularmente en los últimos y los más desfavorecidos. |