El encuentro promovido en Múnich por la Comunidad de Sant’Egidio en colaboración con la archidiócesis representa un hito porque relanza profunda y ampliamente la práctica del diálogo a todos los niveles y prepara el 25 aniversario del "espíritu de Asís" que Benedicto XVI celebrará en Asís. “Su mensaje en el encuentro de Múnich debe estudiarse con atención”, advierte Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de Sant’Egidio. El de Asís es un espíritu muy concreto: “El espíritu de Asís es, por ejemplo, cuando el imán y el párroco de Abiyán, en Costa de Marfil, invitan a sus fieles a no quemar la iglesia ni la mezquita”, desmontando así un enfrentamiento de base religiosa.
Haciendo un primer balance de los tres días del encuentro de la Comunidad de Sant’Egidio “Destinados a convivir”, Andrea Riccardi toca diversos aspectos y escenarios estratégicos para el desarrollo del planeta..
El diálogo tras el 11 de septiembre ha sido aún más necesario precisamente para contrarrestar la tensión que habrían alimentado nuevos enfrentamientos. “El 11 de septiembre de 2001 hacía poco que habíamos cerrado el encuentro de Barcelona. Entonces nos preguntaron: '¿De qué sirve dialogar?’. Pero hace falta una paciencia geológica para mover las profundidades de la historia. Sabemos que hay que tener paciencia”. Los últimos 25 años han estado marcados por hechos decisivos, “aunque en la historia 25 años son poquísimos”. “También me preguntaron –continuó Riccardi– para qué sirve la oración. Yo contesté con una pregunta: ‘¿Qué habría sido del mundo si no hubiera habido la oración?'".
La "mesa" europea, decisiva. “Queremos un cambio –subraya Riccardi–, inversión en las culturas y la práctica del diálogo a todos los niveles”.
Múnich ha propiciado encuentros, algunas mesas redondas han sido organizadas por el Centro islámico, por la Iglesia grecoortodoxa, por la Iglesia luterana: los líderes religiosos han conocido mundos distintos y la gente ha conocido a los líderes religiosos. “Las mesas redondas han tenido una gran afluencia de gente y eso facilita que los líderes religiosos se pronuncien en el debate. Para un musulmán chií libanés es difícil explicarse según la mentalidad de un oyente alemán, pero al intentarlo en Múnich se manifiesta el hecho de que las religiones y sus líderes ya no hablan solo a sus fieles, sino al mundo".
Las ganas de vivir Múnich “se ha convertido en ganas de encontrarse, en una ciudad no desconfiada, en la que la alegría de estar juntos se convierte, como en los momentos comunes –en particular en la oración por la paz– en un himno a la vida juntos”.
Y en el “juntos" de los días del encuentro han madurado los llamamientos escritos por los líderes religiosos. “Nunca llevamos un llamamiento preconfeccionado –resalta Riccardi–. Nunca llevamos un llamamiento desde Roma. Sería un trabajo inútil. El llamamiento debe madurar en el clima del congreso. El clima es decisivo”.
En Múnich el espíritu de Asís se ha encontrado con la primavera árabe, y se ha producido “la aparición de musulmanes como interlocutores de libertad". En este contexto los cristianos árabes han manifestado su preocupación con mucha fuerza. Ha habido opiniones distintas. Algunos se mostraron optimistas. En las mesas redondas y en los pasillos “se celebraron encuentros entre líderes árabes y religiosos que explican que no es fácil el coloquio en sus países porque allí, a menudo, se sienten bloqueados”.
Según Riccardi “no podemos ser pesimistas porque el pesimismo puede influir negativamente en el futuro del mundo árabe”. También ha sido importante la presencia de interlocutores libios –uno próximo a los Hermanos Musulmanes y otro representante del CNT– por el contexto actual, sin duda, pero también porque a los libios no les gustaba participar en estos encuentros. En Malta, en 1991, “recibimos una oferta de patrocinio del encuentro proveniente de Libia para que lo abriera Gadafi con una de sus ‘homilías’. Dijimos que no”.
En Múnich estaba el tablero de Oriente Medio, con un debate entre israelíes y palestinos moderado por Elias Cahacour, árabe cristiano convencido de la necesidad de hablar con Israel, y coloquios entre sirios. También destacó la presencia del Presidente de Guinea Conakry, Alpha Condé, “personalidad muy importante, de origen musulmán aunque laico, de un país que ha estado bajo la presión de Gadafi y de los fundamentalistas”..
Una peculiaridad sustancial de Múnich, pues, es que el debate se ha llevado a cabo sobre temas de actualidad, como el debate del cardenal Marx con Schäuble, Tremonti y Passera. Las religiones "aunque miran hacia las alturas, también siguen la crisis económica con gran atención. La economía no está fuera de sus horizontes”. Aun acentuando este aspecto, “no queremos secularizar el diálogo. Para nosotros, de hechos, más oración, más espiritualidad significa más concreción. Tampoco el diálogo ecuménico e interreligioso puede ser únicamente diálogo teológico”.
NOTICIAS del encuentro en directo en Twitter: @santegidionews
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ransmisiones en directo y documentos en la plataforma web: www.santegidio.org
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