“Saludo a los obispos amigos de la Comunidad de Sant’Egidio, provenientes de varios países de Europa, de África y de Asia, y los animo a obrar con entusiasmo al servicio del Evangelio, a pesar de las dificultades que a veces pueden encontrar en su misión”.
Con estas palabras el papa Benedicto XVI se dirigió ayer, al finalizar la audiencia general, a los obispos provenientes de África, de América Latina, de Oriente Medio y de Asia, reunidos esta semana en Roma para un congreso con la Comunidad de Sant’Egidio que, en el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, lleva el significativo título de “Iglesia de todos y especialmente de los pobres”.
El Papa quiso hablar con algunos de ellos, los que provienen de países que viven momentos de dificultad a causa de las tensiones políticas o de tierras donde son más fuertes los desafíos de la convivencia y de la libertad religiosa, como Nigeria, Siria o Indonesia. También saludó cariñosamente a algunos obispos no católicos que participan en el congreso.

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