Mucha gente participó el miércoles 9 de mayo en la marcha organizada por la comunidad judía de Roma y por la Comunidad de Sant’Egidio.
Las luces del Coloseo se apagaron como muestra de solidaridad con los cristianos víctimas de discriminaciones y persecución en Nigeria y en otras partes del mundo.
La manifestación, a la que se sumaron el ayuntamiento de Roma, la provincia y la región del Lacio, se llevó a cabo en el Coloseo, lugar símbolo de Roma que habla de la historia de los mártires cristianos de la época romana, el día en el que Italia ha recordado a las víctimas del terrorismo.
Riccardo Pacifici, presidente de la comunidad judía de Roma: “No queremos que los cristianos se vean obligados a irse de África”.
El rabino Riccardo Di Segni, repasando la historia de las persecuciones de los cristianos y los judíos, afirmó: “Muchas veces hemos aceptado la solidaridad de los cristianos por los ataques a las comunidades judías en varias partes del mundo. Hoy somos nosotros los que llevamos la solidaridad y nos manifestamos juntos contra la ofensa a la dignidad humana".
“No podemos ser indiferentes –afirmó Marco Impagliazzo, presidente de la Comunidad de Sant’Egidio– ante lo que les está pasando a los cristianos en Nigeria y en otras partes del mundo. Ser cristiano es de por sí un mensaje de convivencia”.
“Hoy apagamos el Coloseo porque la libertad religiosa es la base ineludible de la dignidad de las personas –dijo el alcalde Gianni Alemanno– y allí donde se mina la libertad religiosa, la dignidad de las personas está amenazada hasta el fondo", mientras que el presidente de la provincia Nicola Zingaretti, subrayó la necesidad de unir la "firmeza en rechazar el odio y la determinación en construir puentes de diálogo y de esperanza”.
Y el ministro Andrea Riccardi, recordando la vigilia por los mártires en el Coloseo organizada en 2000 por el beato Juan Pablo II, invitó a no despreciar la fuerza de la memoria y de la oración y subrayó la importancia del lugar elegido para la marcha. “Es importante estar aquí para indicar y recordar lo que pasa en el mundo, frente al lugar simbólico de las persecuciones cristianas. Las luces de esta tarde significan que no aceptamos el silencio y que no nos hemos acostumbrado a la triste letanía de las mujeres y los hombres cristianos que son asesinados y aterrorizados. Mujeres y hombres que son aterrorizados a través de la violencia que entra en los lugares de oración para realizar una verdadera depuración religiosa –continuó–, eso es algo terrible y el Gobierno italiano hoy y siempre les prestará atención”.
Las últimas palabras, emocionadas, fueron de Regina, cristiana nigeriana que vive en Italia desde los 10 años. Explicó el dolor de quien se queda y la preocupación de las familias. “En mi país el terrorismo quiere dividir a cristianos y musulmanes pero hoy estamos aquí para decir con firmeza que el odio no vencerá”.
Ha habido muchas adhesiones a la manifestación. Entre todas, citamos la del presidente del Ucoii, la unión de las comunidades islámicas italianas, que en su mensaje subraya que "el islam en el que creemos es el de la convivencia, de compartir y de resolver pacíficamente los conflictos. Rechazamos con todas nuestras fuerzas toda doctrina que niegue estos principios absolutos e inmutables”.
Mientras las luces del Coloseo se apagaban, Mario Marazziti, resumió el significado de este gesto. “Cada vez que un cristiano es asesinado se apaga una luz en el mundo”.
|