Era el otoño de 1973 cuando 4 jóvenes salieron de roma para trasladarse a Nápoles, donde había estallado una epidemia de cólera y un joven estudiante se había suicidado dejando un dramático mensaje: "Creo que es imposible vivir en una ciudad como esta". Fue la primera apertura de la Comunidad de Sant'Egidio a la pobreza "fuera de las murallas" de la ciudad de Roma.
Para el cuarenta aniversario de este inicio las naves de la catedral estaban abarrotadas. Con muchos amigos llegados de Roma y de toda Italia, entre los que estaba el presidente de Sant'Egidio, Marco Impagliazzo, se reunió toda la familia de la Comunidad: niños, ancianos, los Amigos, gitanos, personas sin domicilio fijo, estudiantes de la escuela de lengua y cultura italianas. No quisieron faltar muchos amigos y patrocinadores que han acompañado el camino de estos años.
En su saludo Marco Impagliazzo recordó que superar los cuarenta años representa un cambio en la historia de Israel y de la Comunidad, el tiempo de la alianza: Sant'Egidio en Nápoles tiene ante sí la tarea grande y fascinante de visitar a muchos hermanos pobres de la ciudad, empezando por los niños, que fueron los primeros, y por los que todavía hay mucho que hacer: "Veo el trabajo de la Comunidad en los barrios de Nápoles como una red que une, que salva del prejuicio y de la violencia".
El cardenal Sepe en la homilía dijo que "la Comunidad de Sant'Egidio hace 40 años que escribe en Nápoles páginas evangélicas de caridad, de diálogo, de solidaridad sobre todo con los más pobres y los excluidos de la sociedad.
La Comunidad –continuó el arzobispo– ha abierto lugares de esperanza en el centro histórico y en las periferias urbanas y existenciales de nuestras ciudades donde se demuestra con alegría y donación que no hay que vivir para uno mismo, que uno no puede ser feliz solo, sin los demás, sino sumando al otro al circuito de solidaridad y de amor".
40 años de amistad con los pobres, de encuentros con la gente, de confrontarse con la ciudad y las instituciones. 40 años animados por el Evangelio y por el sueño de hacer más humana la ciudad, para mostrar que también en una ciudad difícil como Nápoles es posible y es hermoso vivir. |