Hubo lasagna, albóndigas de carne y lentejas con puré. Del postre se encargó el mismo Benedicto XVI, quien compartió hoy una comida con 150 desamparados en la comunidad romana de Sant’Egidio, en Trastevere.

Un brindis con vino espumante selló el encuentro, en el que el Papa incluso repartió algunos regalos entre una decena de niños presentes.

Durante el evento, el jefe de la Iglesia Católica tomó asiento junto a un refugiado de Afganistán, musulmán.

Ante los presentes comparó nuevamente la situación de los pobres y refugiados de hoy con la de Jesús y su familia, quienes se vieron obligados a emigrar y no encontraron hospitalidad. Quienes están aquí saben de qué hablo, dijo el Papa.

El papa Benedicto XVI rezó el domingo el Angelus desde el balcón de su despacho frente a la Plaza de San Pedro para marcar el Día de la Sagrada Familia y saludar a sus feligreses en varias lenguas.

El pontífice comió más tarde con gente de pocos recursos en un comedor de la beneficencia dirigido por la comunidad de Sant’Edigio, un grupo católico con sede en Roma.

Tres días después de que una mujer descrita por las autoridades del Vaticano como mentalmente inestable saltara por encima de una valla de seguridad y derribara al Papa en la Basílica de San Pedro, Benedicto XVI ingresó al comedor escoltado por un amplio grupo de guardias de seguridad.

Saludó a los niños acariciando sus manos y las de otros feligreses que se reunieron para recibirle frente al comedor.

El pontífice de 82 años se ha abstenido de hablar del incidente del jueves y ese mismo día celebró la misa de Nochebuena, pero el incidente aumentó la preocupación por su seguridad personal. Desde entonces, ha cumplido con una agenda ocupada.

El Vaticano dijo que revisaría sus medidas de seguridad. Aún así, el reverendo Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, dijo que no es realista pensar que el Vaticano puede asegurar al 100% la seguridad del pontífice considerando que éste está rodeado por miles de personas cada semana en todo tipo de actos papales.

El Vaticano identificó a la mujer que se abalanzó sobre el Papa como Susanna Maiolo, de 25 años. Maiolo es una ciudadana suiza-italiana con problemas psiquiátricos. El fin de semana permanecía en una clínica de tratamiento sicológico.