Vitoria - La Comunidad de Sant’Egidio, juntamente con Salvamento Marítimo Humanitario (SMH) y Zaporeak-Sabores Solidarios, han sido galardonados con el premio René Cassin 2016, con el que cada año, desde 2003, el Gobierno Vasco reconoce la labor solidaria y el trabajo en la atención a las personas refugiadas. El acto de entrega de galardones tendrá lugar hoy y será presidido por el lehendakari, Iñigo Urkullu.
La Comunidad de Sant’Egidio recibe esta distinción por su proyecto de Corredores Humanitarios, que llevado a cabo conjuntamente con las iglesias protestantes italianas, ha logrado ya salvar de la guerra a 500 personas.
El pasado 24 de octubre llegó un grupo de refugiados sirios al aeropuerto de Fiumicino. Allí, Marco Impaglazio, presidente de la Comunidad de Sant’Egidio les recibió con estas palabras: “Estamos aquí para dar un testimonio verdadero y concreto, que es posible a través de la protección internacional y de los corredores humanitarios salvar vidas humanas. Nuestro proyecto habla de vida y de futuro. La única alternativa a la muerte es la vida, la protección humanitaria y los corredores humanitarios”.
Los corredores humanitarios es un proyecto de la Comunidad de San Egidio y la Federación de Iglesias Evangélicas en Italia. Tiene como principal objetivo evitar los viajes en barco por el Mediterráneo que han provocado un altísimo número de muertos, entre los que se encuentran muchos niños. Asimismo, se trata de impedir el tráfico de personas y también de conceder a las personas que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad un ingreso legal en suelo italiano con la posibilidad de presentar una demanda de asilo. Las personas beneficiadas por este proyecto están sujetas a un control por parte de las autoridades del país, lo que convierte este proyecto en una alternativa segura. Hasta Vitoria se desplazarán el secretario general de San Egidio, Cesare Zucconi, y el presidente de la Comunidad de San Egidio en Barcelona, Jaume Castro, para recoger el premio.
Los otros galardonados son Zaporeak, una iniciativa de la sociedad donostiarra Intxaurrondoko Gastronomia Elkartea que inicialmente fue creada para apoyar al misionero de Hernani Ángel Olaran en Etiopía, pero que, ante la crisis humanitaria de los refugiados, amplió sus recursos a la ayuda de las personas que llegaban a las costas de Grecia. Han trabajado muy de cerca con la tercera entidad premiada, Salvamento Marítimo Humanitario, una ONG vasca dedicada al salvamento marítimo. Y es que, “salvar una vida de la guerra es posible”. Este es el grito y el ejemplo dado por la Iglesia a través de la Comunidad de Sant’Egidio. Mientras los gobiernos se debaten en cupos, medidas y contramedidas, porcentajes, palabras y más palabras, otros se remangan y se ponen manos a la obra para evitar a 500 personas el trágico periplo por las aguas del Mediterráneo, hoy el mayor cementerio de las costas europeas.
Vicente Luis García F.S.
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