Todavía no hay suficiente comprensión entre Occidente y el islam, y los musulmanes son a menudo percibidos en Europa y en Estados Unidos como ciudadanos de segunda, pero el testimonio de diálogo de Juan Pablo II es un punto firme, decisivo, para superar las dificultades del presente. Desde Cracovia, en el encuentro de Sant’Egidio, Ahmad Al-Tayyeb, rector de la Universidad de Al-Azhar, Egipto, indica que a veces “los principios de la libertad y de la justicia, reafirmados por el Iluminismo, parecen no existir cuando se entra en contacto con el islam”, sobre todo en esta fase de la historia. No obstante, los musulmanes "no olvidan a Juan Pablo II. Siento desconsuelo por su pérdida: su mensaje de diálogo es decisivo. Ninguno de nosotros ha olvidado cuando besó el Corán que le había regalado una delegación musulmana en 1989; y tampoco olvidamos la carta por el Ramadán en 1991, sus visitas, sus palabras para el Líbano, Irak, los palestinos”. Wojtyla buscaba “puntos comunes para fomentar la paz” y “se expuso a críticas ásperas que soportó con la paciencia de la santidad”.
|