Azotada primero por la tragedia del Holocausto, que eclipsó el patrimonio de creatividad y de colaboración del que gozaba Polonia, Cracovia, donde se lleva a cabo el encuentro de la Comunidad de Sant’Egidio “Hombres y religiones”, representa “el triunfo de la esperanza y del humanismo religioso, sobre todo en la persona de Juan Pablo II, que fue el gran héroe no sólo de la reconciliación entre judíos y cristianos, sino del diálogo interreligioso en general”. La observación es del Gran Rabino David Rosen, presidente del International Jewish Committee for Interreligious Consultations, que hizo una intervención en la asamblea inaugural: “El Papa Pablo VI definía el diálogo como “un nombre del amor” –dijo Rosen– y el Papa Juan Pablo II fue la personificación de aquel espíritu. No son pocos los peligros que amenazan nuestro mundo –guerras, enfermedades, hambre, calentamiento global, desastres ecológicos– y, sobre todo, pérdida de valores espirituales y morales. Fue el Espíritu de Asís, el que nos dio una visión del futuro y fue un hijo de Cracovia, el que nos acercó tanto a esta visión”. |