En el encuentro internacional interreligioso de Cracovia, la Comunidad de Sant’Egidio, a través de su portavoz, Mario Marazziti, lanzó la propuesta –compartida por el cardenal Sistach de Barcelona– de un registro europeo sobre el racismo. La propuesta surgió en el taller sobre “Convivir en un mundo plural”, donde se citaron datos como los 65.736 incidentes y delitos de tipo racista sólo en Gran Bretaña en 2007.
Se dijo también que en algunos países de la Europa de los 27, entre los que están Italia, Malta, Grecia, Portugal y España, no se registran los episodios de racismo. “Es la variante tribal europea” –dijo Marazziti– “mientras que por suerte están consolidados los anticuerpos culturales para reconocer el riesgo de antisemitismo renaciente, no existen todavía los anticuerpos frente al antigitanismo y al racismo", mientras "crecen los impulsos contra la inmigración y el recurso a purificaciones lingüísticas y a la homogeneidad imposibles en la vida de las ciudades europeas".
Durante la mesa redonda Marazziti también dio datos de la transformación que ya se está produciendo en las sociedades europeas: “uno de cada siete berlineses no tiene pasaporte alemán; 473.000 personas. En Franfurt, son uno de cada cuatro: el 24,3% de la población, 164.000 personas. En Londres, el 27% de la población nació fuera del Reino Unido, el 22% son extracomunitarios. En Barcelona, el 22,7%. En Roma, uno de cada 10, el 14,5% en Milán. El pluralismo es un hecho. El reto es la integración social. Tratar como enemigos a estas personas es autolesionarse y favorece la inseguridad”.
"El mestizaje es una realidad y lo será cada vez más. Pero tenemos que vivirlo haciendo que nuestra gran cultura histórica y de origen sea una riqueza para todos. “Es un error negar el problema y no gobernar este proceso”, ha dicho el cardenal Sistach.
“El mestizaje biológico está aumentando. ¿Qué hay que hacer con el mestizaje cultural? No hay que debilitar la cultura intentando no eliminar las diferencias. No hay que tener miedo frente al extranjero. El mestizaje biológico es inevitable. Pero atención, no debe convertirse en cultural. El miedo de la diferencia hace que nos cerremos en nosotros mismos: ese es el motivo por el que no queremos a los extranjeros. Pero culturalmente tenemos que estar convencidos de la diferencia y del diálogo”, añadió Madame Boutin (ex ministra de Vivienda de Francia). |