Querido señor cardenal, queridos amigos

Es una gran alegría poder dirigir un cordial saludo a esta asamblea que en esta hermosa basílica de Santa Maria del Mar reúne a cristianos de las diferentes iglesias cristianas y de las distintas comunidades eclesiales. Es el saludo y el agradecimiento de la Comunidad de Sant’Egidio que está presente en más de 70 países del mundo, y también en esta ciudad. Cada miembro de Sant’Egidio vive la amistad con los pobres y participa  en la oración diaria común. De este modo comunica el Evangelio en la amistad y viviendo el espíritu del encuentro con todos. Desde hace mucho tiempo cultivamos el sueño de la unidad de los cristianos. Para nosotros es una visión basada en el amor y en la oración que en nuestra opinión representa un camino ineludible para la unidad y la paz entre los pueblos.

Damos la bienvenida especialmente a todos aquellos que han venido a Barcelona desde Italia –muchos de ellos con el barco de la paz– y desde muchos otros países de Europa, de África, de América y de Asia para esta peregrinación de paz en el espíritu de Asís.

Y dando la bienvenida, damos gracias al Señor por esta hermosa y significativa celebración en la que estamos rodeados de miles de hermanos y hermanas junto a los que soñamos un futuro en paz.