A siete meses de la revolución "la consecución de los objetivos y de las esperanzas iniciales está muy lejos de estar al alcance de la mano": así se pronunció esta mañana Antonios Naguib, patriarca de Alejandría de los coptos católicos en su intervención en el Encuentro internacional de la Comunidad de Sant’Egidio que se celebra en Múnich.
Hacen difícil la consecución de los objetivos, según el patriarca, "la inexperiencia política" y "la falta de líderes". Otras dificultades provienen de las manifestaciones y de las reivindicaciones que bloquean “la recuperación de la industria y de la administración", la "falta de seguridad" y "el aumento del coste de la vida que empeora la situación de pobreza".
Naguib manifestó su preocupación por la “aparición y el reforzamiento de los movimientos islamistas (Hermanos Musulmanes, Salafitas y otros grupos) que han cambiado por completo la situación política y han modificado el escenario general”.
“Muchos dicen –afirmó el patriarca– que la revolución ha sido ‘secuestrada’”. Y “han aparecido conflictos entre musulmanes y cristianos”. “Los discursos religiosos y las declaraciones de los Salafistas y de otros islamistas preocupan enormemente a los cristianos”, continuó Naguib, y “la ausencia de cristianos en el Gobierno y entre los gobernadores de las regiones alimenta la preocupación de los cristianos".
La esperanza sigue viva gracias a las declaraciones de intenciones del Consejo Superior de las Fuerzas Armadas, a favor de un Estado gobernado por civiles y gracias a la “Declaración de Al-Azhar y de una élite intelectual sobre el futuro de Egipto” del 19 de julio de 2011 que marca una clara toma de posición de la más alta autoridad religiosa sunnita.
Según el patriarca de Alejandría de los coptos católicos la revolución ha provocado “la caída de un jefe y de una banda que imponían y defendían un régimen autoritario, policial, represivo y corrupto” y con él cayó el “muro de miedo que mantenía alejadas de la libre expresión a la opinión y a la crítica”.
El patriarca mostró su aprecio por la “decisión fundamental del ejército de ponerse de parte de la revolución”. Dicha decisión, efectivamente, “ha evitado que Egipto viviera el dramático escenario de Libia, del Yemen y de Siria”.
Con la revolución, según el líder de los copto-católicos de Alejandría, se han despertado “los sueños hermosos y los ideales, que parecían no encontrar espacio en el imaginario y en el corazón de los egipcios, sobre todo de los jóvenes, de un presente y un futuro mejores, basados en principios de una sociedad civil y democrática”. |