En ocasión del 70 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, y a 70 años de la tragedia de la bomba atómica de Hiroshima se eleva una voz unánime y fuerte: "Nunca más la guerra".
El simposio "War Never Again" organizado por la Comunidad de Sant'Egidio, junto a asociaciones religiosas de Japón, puso voz al grito de dolor que todavía hoy se eleva en muchos lugares del planeta donde la guerra no es el pasado sino el triste presente.
En Hiroshima, recordando la tragedia del 6 de agosto de 1945 –el fatal lanzamiento atómico en el que perdieron la vida decenas de miles de personas, mientras que otras tantas sufrieron con el paso del tiempo los efectos de la radiación–, se vio claro que el futuro de la humanidad todavía es incierto a causa de las 16 mil cabezas nucleares que hay en el mundo, y que pueden provocar tragedias indescriptibles para toda la humanidad.
Alberto Quattrucci, en nombre de la Comunidad de Sant'Egidio, en su intervención recordó que "en un mundo globalizado, aunque cada vez más fragmentado, asistimos al crecimiento de los conflictos en varias zonas del mundo", algo que el papa Francisco ha definido en varias ocasiones como la tercera guerra mundial luchada a trozos.
Por eso es necesario un serio debate entre los líderes de las religiones y expertos en la materia, japoneses e internacionales, por primera vez también provenientes de Estados Unidos, para determinar los pasos más urgentes y necesarios que permitan llegar pronto al desarme de los arsenales nucleares, como destacaba también el Llamamiento realizado al finalizar la jornada.
En Hiroshima todavía están vivos en el corazón y en la tierra las señales de la destrucción y de la muerte. Habló de ellas un hibakusha, un superviviente. Sin olvidarlas puede nacer un nuevo compromiso por la paz en el que la colaboración entre las religiones, las culturas, la política y la economía abra un camino practicable y concreto. Las religiones son para la paz y la paz es de las religiones. No podemos olvidar el dolor del pasado porque "no hay futuro sin memoria", pero el recuerdo del pasado nunca debe convertirse en motivo de venganza, sino más bien en una lección para un futuro distinto.
Al margen del simposio, se ha celebrado la Oración por la Paz de las religiones en la montaña sagrada de la Escuela Tendai, sobre la antigua ciudad de Kyoto. Fue el 28 aniversario del encuentro religioso que en 1987 el Venerable Yamada Etai quiso organizar en Japón para continuar y difundir el espíritu de Asís que nació en la ciudad de Francisco el año anterior, por invitación del santo papa Juan Pablo II. También este año ha asistido una delegación de la Comunidad de Sant'Egidio, vinculada al diálogo interreligioso y al compromiso por difundir una cultura de paz en Japón desde 1987. Los representantes religiosos fueron a Hiroshima para participar en el congreso "War Never Again". |