En junio la Comunidad de Sant'Egidio de Kiev Olga inició las ya tradicionales vacaciones veraniegas con los ancianos. Algunos de ellos son los que la Comunidad encuentra cuando reparte alimentos a los pobres por la calle, o en las visitas a las numerosas residencias de la ciudad. Fueron días llenos de felicidad debió la alegría de los ancianos de poder volver a una vida "normal": por ejemplo, poderse duchar con agua caliente, repetir a la hora de la comida o de la cena o simplemente dar un paseo.
Algunos de ellos hacía años que no salían de la residencia.
La situación de los ancianos en Ucrania no es nada fácil, porque son una de las franjas más débiles de la población. La pensión no les permite llegar a final de mes porque prácticamente no hay nada de la vida de cada día que sea gratuito o asequible con ayudas. Es especialmente difícil comprar medicamentos, pero también lo es comer suficientemente y pagar los recibos.
Ante este panorama, la atención y el cuidado de la Comunidad son, para muchos ancianos pobres, un motivo de esperanza.
Estos días son el inicio de un largo verano de solidaridad, en el que la Comunidad organizará numerosas iniciativas a favor de la población anciana. Pero sobre todo es un signo de esperanza para una ciudad y para un país donde muchos ancianos viven sumidos en la pobreza y en la soledad. Al mismo tiempo es una manera de contrarrestar la idea de que los ancianos son un peso para la sociedad y de afirmar, por el contrario, que le da anciana es una conquista y un valor para todos.
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