La ciudad de Padang, capital de Sumatra Occidental, tras el terremoto del pasado 1 de octubre, es una sucesión de escombros. La mayoría de los edificios de la ciudad se han derrrumbado, incluido el hospital católico Yos Sudarso, la catedral, las casas del antiguo barrio chino.
A pesar de todo se intenta llevar una vida normal. Para quien ha sido posible, se ha vuelto al trabajo y a la escuela - incluso aquellos que no tienen las aulas en condiciones- han "reabierto", muchas veces bajo una carpa.
 Pero no es fácil, para muchos, hacer frente a los desafíos de vivir sin casa, mientras que los suministros de alimentos son escasean.
Para ello, la Comunidad de Sant'Egidio - que no ha interrumpido, en estas semanas, la distribución de ayuda alimentaria de emergencia - también ha querido organizar una gran fiesta para los niños de los barrios más pobres, donde funcionan desde hace años las Escuelas de la Paz.
Fueron más de 300 en las grandes tiendas de campaña en la plaza de Kampung Nias, una de las zonas más afectadas. Todos ellos, gracias a la cooperación con una ONG local (la Peduli Kasih, de Surabaya), han recibido un kit de material didáctico (libros, cuardernos, juegos para los más pequeños) y material escolar.
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