"El desastre en Pakistán es inmenso, nunca antes se había visto una cosa así en la historia de este país. Los refugiados que están llegando a las ciudades, son millones, y necesitan de todo". Así empieza el relato de Stephen Sadiq, el responsable de la Comunidad de Sant'Egidio en Islamabad, que durante estos días se ha mobilizado para llevar las primeras ayudas a las víctimas de las inundaciones.
Un grupo de la comunidad de Islamabad se ha desplazado varias veces a la zona de Nowshera, a unos 110 km de la capital, en los territorios de la frontera noroeste, en dirección a Peshawar. Es una zona donde continuamente hay conflictos entre talibanes, el ejército pakistaní, el ejército americano y otras facciones tribales. Cada año durante este período es afligida por las lluvias torrenciales y las inundaciones del río Indus.
Las escasas canalizaciones de agua se construyeron en el período colonial inglés y a menudo son ineficientes. Hay una gran presa construida por los italianos en los años 60, que alimenta una central eléctrica y los cultivos de toda la región. También las vías de comunicación son escasas y en pésimas condiciones. Las inundaciones se han desplazado hasta llegar a la zona de Karachi, sembrando muerte y debastación a lo largo de los 1000 km del río.
Una primera colecta de emergencia, realizada en Islamabad, ha permitido distribuir agua y alimentos, como pan o dátiles para celebrar el Ramadán, a lo largo de la autopista que lleva a la capital, donde hay una inmensa cola de personas que no tienen nada, sólo la ropa que llevan puesta; grupos de mujeres y niños no habían comido desde hacía varios días. Muchos de ellos van descalzos. No pueden regresar porque los caminos han desparecido, engullidos por el agua o destruidos
Otra distribución se ha realizado en un campamento construido por una ONG musulmana. Todavía nadie les había llevado comida, medicamentos u otros productos necesarios para resistir. Las ayudas han sido una ocasión muy bonita para hablar con las víctimas; el dolor y la rabia por no haber recibido asistencia, han dejado poco a poco espacio a la calma y al agradecimiento hacia los nuevos amigos cristianos, desconocidos e inesperados llegados desde la capital. Las explicaciones expresan el sufrimiento y la angustia de haber visto impotentes como se destruían sus casas, morían tantas personas y también sus ramados que eran la base de estos pobres pastores y campesinos. Algunos de ellos, han muerto o enfermado por el mal tiempo y el agua contaminada. Las necesidades más urgentes son lonas de plástico para usar como pavimento en las tiendas, colchones, almohadas, sábanas, mosquiteras contra la malaria, leche para los niños y recién nacidos, agua potable, utensilios para cocinar, medicamentos y vestidos.
También más al sur, cerca de Lahore, hay muchos desplazados, a menudo desalojados por convoyes militares que han efectuado las evacuaciones, pero que no tienen capacidad para ofrecer una asistencia posterior. Allí, en Sheikupura y Sargodha se han organizado colectas durante estos últimos días, algunas en colaboración con Cáritas.
Hoy y mañana, la comunidad de Lahore efectuará varias visitas para comprender de que manera se puede ayudar y dónde hacer las distribuciones. El jueves en Lahore y el sábado en Islamabad se realizará la oración en memoria de las víctimas y por quienes lo han perdido todo.
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