Mientras en Europa renacen nacionalismos y divisiones, la crisis económica ahoga a varios países y cuesta pensar en un futuro común, cristianos de varias Iglesias, pertenecientes a movimientos y nuevas comunidades, se han reunido hoy en Bruselas, en el Gold Hall del Square Meeting Center, y en conexión por satélite con otras 144 ciudades europeas, por iniciativa de "Juntos por Europa" edición 2012, tras las de Stuttgart 2004 y 2007. Más de mil personas en Bruselas provenientes de toda Europa y otros miles en 22 países lanzaron un mensaje de esperanza, unidad y paz a Europa.
Los promotores del evento fueron cientos de movimientos y comunidades de Europa, entre los que cabe contar a YMCA de Alemania, Schönstatt, la Comunidad de Sant’Egidio, el Movimiento de los Focolares, Fondacio, la Cristusbruderschaft Selbitz, Syndesmos (jóvenes ortodoxos) y la Fraternidad carismática católica. Ante parlamentarios, políticos y administradores de varios países, obispos evangélicos, ortodoxos y católicos, hombres y mujeres de cultura y representantes de la sociedad civil, se proclamó el manifiesto "Juntos por Europa 2012". Remitiéndose a la visión de unidad de los padres fundadores de Europa, los movimientos y las nuevas comunidades hacen un llamamiento a los pueblos europeos para que afronten unidos los desafíos del mundo globalizado y no se cierren en la irrelevancia. “Europa es un destino y una necesidad porque hace realidad, en una diversidad reconciliada, la civilización de la convivencia”, se lee en el manifiesto.
Maria Voce, presidenta del Movimiento de los Focolares, refiriéndose al camino que ha llevado al evento de hoy, ha hablado de “una tarea fascinante que prepara, en un espíritu de comunión, un futuro de fraternidad y de paz para las personas y para los pueblos”. También hicieron su aportación a la manifestación el ex presidente de la comisión europea, Romano Prodi –que destacó la "fuerza humilde de Europa"–, el ministro italiano de Cooperación internacional e integración, Andrea Riccardi, Thomas Römer, de YMCA de Múnich, y el economista Luigino Bruni. Entre los asistentes, había el comisario europeo John Dalli, el ministro belga Mark Eyskens, y el francés Jacques Barrot.
En su mensaje, el presidente del Consejo europeo, Herman Van Rompuy, aifrmó que “el destino europeo se basa en la filosofía de la relación y del encuentro: una unidad en la diversidad y para la alteridad”. El ministro Riccardi, por su parte, recordó el tema de la esperanza para Europa y de Europa al mundo. Exhortó a los europeos a no creer que se puede salir de la crisis solos y a no ceder al pesimismo, recordando el sentido de un destino común: “La cultura de la unidad –afirmó– puede regenerar una alma en nuestra Europa”. (Lee el discurso -->)
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El alma de Europa se vio en los testimonios concretos, en la vitalidad y la determinación de jóvenes y jovencísimos. Es una alma que se pudo apreciar en las 144 ciudades europeas en las que se han llevado a cabo varias iniciativas y encuentros en paralelo. Desde la plaza del Campidoglio de Roma, hasta la sede del Consejo de Europa de Estrasburgo, desde Vilnius hasta Schengen, desde Praga hasta Madrid, desde Chisinau hasta Tirana, en 29 ciudades alemanas se pudo constatar que el viejo continente en realidad está viviendo una nueva energía para la solidaridad, el desarrollo y la unidad.
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