Si queremos entender el recorrido vital de hombres y mujeres extranjeros que a menudo vemos en la vida de cada día de nuestras ciudaes como trabajadores en las casas o en los talleres, hay que verlos en otros momentos.
Uno de estos momentos es la sesión de exámenes en los que han participado más de 300 candidatos en los locales del antiguo hospital S. Gallicano, donde el 4 de junio se realizaron los exámenes para obtener el certificado de competencia de lengua italiana CELI, impartidos por la Comunidad de Sant'Egidio en colaboración con el CVCL de la Universidad para extranjeros de Perugia.
Era una imagen plástica no solo de una futura integración posible, sino también de una realiadd y de una historia común ya construida: personas amigas entre ellas aunque provienen de países distintos, generaciones sentadas una junto a otra, un mundo variado que habla más de cincuenta lenguas distintas, europeas y extraeuropeas, pero que para entenderse utiliza una única lengua. Es el italiano, del que se examinan.
Algunos están en Italia desde hace solo un año, o incluso menos; otros han vuelto a estudiar tras haber pasado en Italia largos periodos, que a veces son la mitad de su vida: la lengua es un bagage que crece y cambia junto a los pasos de quien viene de lejos. Acompaña y ayuda los primeros tiempos cuando es suficiente explicar y comprender lo esencial, facilita fases más avanzadas, cuando alimenta los sueños y los proyectos de una vida estable.
La Escuela de Lengua y Cultura Italiana de la Comunidad de Sant’Egidio ha vivido todas esas fases: abrió hace treinta años y ha visto pasar por sus aulas a casi 40.000 estudiantes solo en Roma, y con el paso de los años ha abierto otras 12 sedes en el norte, el centro y el sur de Italia, en las capitales o en las zonas de mayor concentración de inmigrantes, como Milán, Florencia, Nápoles, Caserta o Padua. La escuela, donde trabajan de manera voluntaria varios profesionales, es totalmente gratuita y cubre la oferta formativa en los 6 niveles de competencia del Cuadro Común Europeo de Referencia. En 1989 la escuela obtuvo el reconocimiento del Ministerio de Educación.
Sohel, de 24 años, bengalí, al finalizar el examen comenta: “Tenía miedo del examen, aunque he asistido a clase todo el año, los domingos, en la hora de descanso de mi trabajo como lavaplatos en un restaurante. Mi profesora me había dicho que no me preocupara, pero yo pensaba que lo decía para animarme. Pero no ha sido muy difícil y espero haber aprobado. Con el nivel A2 que estoy haciendo este año, puedo obtener la tarjeta de residencia, pero quiero continuar estudiando, porque el italiano me gusta. Y también los italianos…” |