Un día en la playa, un día especial para los 15 internados del Hospital Psiquiátrico Judicial de Nápoles, que han podido pasar unas horas de libertad en la hermosa bahía de Marina di Puolo, cerca de Sorrento.
Gennaron ha vuelto a ver el mar después de dieciséis años, después de una parte de vida pasada en cárceles y centros psiquiátricos. Para él fue una emoción maravillosa. Ya casi no recordaba el mar. “Este mar me entra en los pulmones y en la cabeza, lo llevaré conmigo cuando vuelva al centro”, dijo Nunzio, mientras que Gianni toma la iniciativa, le gusta tanto el lugar, que ya prevé volver con su Vespa, puesto que su pueblo no está lejos de allí. Entre los internados hay un amigo albanés de Elbasan, que hace aún más familiar el clima.
Luego la singular comitiva va al restaurante “La Tavernetta”, donde Lello y Tonino les hacen probar un sabrosísimo almuerzo.
También les acompaña el director Stefano Martone, que tampoco este año ha querido faltar a la cita y que dio las gracias a la Comunidad por la atención y la fidelidad con la que muestra su proximidad a los internos del centro psiquiátrico de Nápoles. “Iniciativas como esta reconcilian y unen –dijo el director– y son un paso adelante en el camino de la rehabilitazión".
Se unió también a ellos el nuevo arzobispo de Sorrento Castellammare, monseñor Francesco Alfano, que se sumó a aquella hermosa mesa entre amigos. “Para la iglesia es importante acoger a estas personas”, dijo el arzobispo, que después del almuerzo pasó por las mesas para saludar cariñosamente a todos los participantes y repartiendo abrazos y sonrisas.
Al final del almuerzo, Marco, cocinero de profesión, tras sugerir algunas recetas a los propietarios del restaurante, quiso dar las gracias a todos con una hermosa poesía improvisada, que hablaba de mar, sol y estrellas. Las estrellas, dijo para terminar, son todas las hermosísimas personas que han participado en esta inolvidable jornada en el mar. |