En la cárcel de Maroua, en el norte de Camerún, a pesar de que sea una cárcel para adultos, hay un grupo de menores. Muchos de ellos son jóvenes que fueron secuestrados (o a veces incluso vendidos) por los distintos grupos armados que actúan en la zona –entre ellos está también Boko Haram, de la vecina Nigeria– para convertirlos en niños-soldado.
La Comunidad de Sant’Egidio de Maroua les visita habitualmente y les propone un itinerario de reinserción para fomentar su vuelta a la sociedad una vez hayan cumplido su condena. Empiezan con la alfabetización. Muchos de ellos no saben ni leer ni escribir..
Además, les prestan ayuda legal. Como ya hemos explicado, muchas veces a la pena de detención se le suma una multa que los presos más pobres –y sobre todo los menores, mayoritariamente sin familia– no pueden pagar. Por eso la Comunidad puso en marcha el programa "Liberar a los prisioneros" (más información).
Gracias a este programa 22 jóvenes han salido recientemente. Su carta –en francés– da muestra no solo del lazo afectivo que se ha creado con ellos –un elemento muy importante para jóvenes que no han conocido más que abandono y explotación– sino también del itinerario que han seguido durante su detención. Ahora tienen más instrumentos para hacer frente a la vida..
La carta
“Gracias a vosotros volvemos a tener esperanza de vivir en el corazón.
Cuando llegamos a la cárcel central de Maroua estábamos medio muertos.
Aquí encontramos una nueva familia, que es la Comunidad de Sant’Egidio.
Ahora somos libres, respiramos aire libre.
Con vuestra actuación hemos aprendido a leer y a escribir porque cuando llegamos no entendíamos nada, ni en francés ni en foufouldé (la lengua local).
Gracias por la nueva vida que nos habéis dado.
Firmado: Los amigos liberados”
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