La Comunidad de Sant’Egidio de Libreville ha respondido con entusiasmo y firmeza a la invitación de la Iglesia católica de Gabón que el 11 de mayo pasado organizó una marcha para sensibilizar a la población y a las autoridades sobre los denominados crímenes rituales.
La difusión de estos actos de inaudita violencia provoca preocupación y alarma social en el país. Los crímenes rituales incluyen sacrificios humanos (a menudo las víctimas son menores) para extraer sangre u órganos de las víctimas, que posteriormente se utilizan en rituales "mágicos" para, según creen quien los llevan a cabo, obtener beneficios económicos o de otro tipo.
No se trata de un fenómeno del pasado. Por desgracia, solo en 2011, al menos 62 personas (28 niños, 20 mujeres y 14 hombres) perdieron la vida de ese modo, y es una práctica que continúa.
Por eso el arzobispo de Libreville, monseñor Basile, y los demás obispos, decidieron hacer un gesto fuerte a favor de una cultura de la vida.
La Conferencia episcopal pidió a todo el mundo que "participara masivamente en la marcha en un clima de ferviente oración, como expresión de nuestra indignación y de nuestra condena de estos crímenes vergonzosos e infames. Un prolongado silencio no hace más que convertirse en cómplice y culpable".
Participaron en la marcha unas 4.000 personas de asociaciones y comunidades cristianas, pero también había mucha gente corriente y algunos familiares de víctimas. Encabezaban la marcha el arzobispo, el imán, el pastor protestante y la Primera Dama.
La marcha terminó delante del palacio de la Presidencia de la República, donde el arzobispo entregó un memorando sobre los crímenes rituales directamente al presidente Ali Bongo Ondimba. Este, dirigiéndose a los participantes de la marcha, quiso tranquilizar a la población prometiendo que trabajaría para erradicar estos crímenes tan crueles de la cultura del país.
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