En Pakistán nos 25 millones de niños y niñas en edad escolar no van a la escuela, y solo el 32% de las mujeres saben leer y escribir. La grave situación de laeducación en el país, especialmente la educación femenina, ha adquirido mayor visibilidad recientemente gracias a la historia de Malala Yousafzai, una adolescente que ha empezado a luchar por el derecho a estudiar de sus coetáneas que viven en el valle de Swat.
La Comunidad de Sant'Egidio apoya este compromiso y se mueve en la misma dirección. Desde 2006 está en marcha un programa de adopciones a distancia para ayudar a la St. Francis School de Rawalpindi, en la región de Punjab. El centro acoge a unos 1.500 estudiantes de ambos sexos provenientes de las zonas más pobres de la ciudad. Muchos de ellos son cristianos, la minoría más discriminada del país. La St. Francis School tiene cursos de educación elemental, media y superior; son muchos los alumnos que tras haber terminado los estudios secundarios han continuado estudiando en la universidad y se han licenciado con muy buenas notas.
Los estudiantes que reciben la ayuda de las adopciones a distancia son en gran parte chicas. Como Sahrish, que afronta el último año de los estudios secundarios con gran determinación. Es la única mujer de su familia que sabe leer y escribir. Su sueño es ser maestra.
Es el mismo sueño de muchas jóvenes paquistaníes, que como Malala luchan por un futuro distinto, un sueño que hoy parece que está menos lejos. Porque, como dijo la misma Malala en la ONU hace unos meses, "los libros y los bolígrafos son las armas más poderosas.
Un maestro, un bolígrafo y un libro pueden marcar la diferencia y cambiar el mundo. La educación es la única solución de los males del mundo. La educación podrá salvar el mundo".
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