En el centro de Barcelona muchos ancianos viven solos aislados de sus antiguos vecinos y amigos, o encerrados en residencias lejos de sus antiguos ambientes. La Liturgia Eucarística del domingo en la Basílica de San Just i Pastor es la oportunidad para reencontrarse. Una fiesta ha reunido ancianos y niños para expresar la alegría y la riqueza de dos generaciones cuando se encuentran juntas. Lo ha recordado recientemente el Papa Francisco: “Los niños y los ancianos son los dos polos de la vida y también los más vulnerables y, a menudo, los más olvidados. Una sociedad que abandona a los niños y margina a los ancianos arranca sus raíces y ensombrece su futuro… Prestar atención a los pequeños y a los ancianos denota civilización.”
Los ancianos han podido salir de sus casas o de la residencia y encontrarse con sus amigos. Después de la Liturgia Eucarística, en la plaza de Sant Just ha habido un momento de encuentro para conversar y compartir junto a los niños que servían un refresco. Los ancianos se han sentido reconfortados por la compañía de los más jóvenes y a su vez han experimentado la alegre misión que el Papa Francisco les ha recordado: “Dar a los jóvenes la sabiduría de la vida”.
Aunque muchos ancianos del centro histórico de Barcelona se han ido del barrio en los últimos años, también son muchos los que buscan espacios de amistad y encuentro. Para algunos como para Maria fue la ocasión de descubrir una nueva amistad: “Nos vemos la semana próxima”.