Durante todo el verano, en Albania se han multiplicado las Escuelas de Paz. Se han realizado en los sitios más diversos: desde la periferia de Tirana hasta las aldeas de montaña al norte del país; de los barrios de gitanos en pequeños núcleos agrícolas, hasta las aldeas golpeadas por las inundaciones hace pocos meses. Una experiencia enriquecedora para los niños y adolescentes que han participado, pero también para muchos amigos –centenares, de todas las edades- llegados de toda Europa, del oeste y del este, para pasar aquí un verano de solidaridad. Ellos mismos las explican. A través de algunas de sus cartas nos sentimos partícipes de sus descubiertas y sus emociones. |