Un año más, del 6 al 8 de septiembre, la Comunidad de Sant’Egidio celebró el encuentro Religiones y Culturas en diálogo, bajo el lema «A setenta años del inicio de la Segunda Guerra Mundial. El espíritu de Asís en Cracovia». El obispo de La Seu d’Urgell, Mons. Joan Enric Vives, tuvo la oportunidad de participar en este encuentro. Fueron apenas tres días, llenos de vivencias y sensaciones que ahora, desde la distancia, toca saborear desde la reflexión y el recuerdo. Este año el encuentro tuvo muy presente el 70º aniversario del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Para Mons. Vives, este acontecimiento merece mayor atención: «Se nos ha hablado demasiado poco y hemos reflexionado desde lejos, como si no nos afectara, pero este acontecimiento ha marcado Europa y el mundo, por el hecho de la propia guerra y por todo lo que sucedió en la posguerra, con el reparto del mundo en bloques ideológicos. Fue un abismo de mal y un acontecimiento terrible, con más de 55 millones de muertos, con heridos, destrucción inmen a, la bomba atómica, la “solución final” que se quería para los judíos y otros grupos étnicos y nacionales, la Shoah, etc.» En este sentido, el obispo de La Seu asegura que «fue una “hora de tinieblas” como decía Juan Pablo II citando el salmo 88, que hemos de recordar para rezar y perdonar, pero también para reflexionar sobre el proceso que llevó a aquel conflicto, extrayendo lecciones del pasado para que no se repitan nunca más aquellas causas».

Precisamente, uno de los momentos más emotivos de esta cita en Cracovia fue la visita de todos los participantes al campo de concentración de Auschwitz- Birkenau, recuerda Mons. Vives: «Un inmenso cementerio que invita a rezar y a llorar por los pecados de la humanidad, que también son míos. Sólo a 50 kilómetros de la bellísima ciudad de Cracovia, gran centro cultural, se vivía durante la ocupación nazi el abismo del mal causado por unas personas sobre otras personas.

Y después la tragedia de la larga dictadura comunista. He regresado muy impresionado y creo que se tendría que estimular a los jóvenes que hoy viven tan superficialmente a visitarlo.»

Construir la paz

Uno de los pilares de la Comunidad de Sant’Egidio es la paz. Desde el año 1986, a iniciativa de Juan Pablo II, convoca un encuentro internacional interreligioso de diálogo y oración por la paz. Esta peregrinación por la paz, que empezó en Asís, este año llegó a Polonia, la tierra de Juan Pablo II. Como explica el obispo Joan Enric Vives, «la Comunidad de Sant’Egidio tiene gran experiencia para este tipo de encuentros y en lo que se podría llamar “la diplomacia del encuentro” entre personas, pueblos y religiones. Todo el mundo se encuentra a gusto, se mantienen diálogos que de otra manera parecerían imposibles. Nos hacemos amigos. Y esto es indispensable para acercar las religiones, para un ecumenismo espiritual entre los cristianos, para una amplia comprensión del arte de la política para transformar la realidad. Hay que decir que no se podría hacer sin la personalidad tan rica de Andrea Riccardi y de sus amigos de la Comunidad».
En este encuentro en Cracovia, considera el prelado, los puntos que se pusieron de relieve fueron «el valor profético de Juan Pablo II en Asís, haciendo que nos diéramos cuenta del valor de las religiones para la construcción de un mundo en paz; la globalización que reclama alma y rostro, y lo estamos viendo en la crisis del mercado que hasta ahora se creía omnipotente. Igualmente, la necesidad de ser fieles a un humanismo de paz, que promueva el diálogo como el arte de vivir juntos y la mejor manera de escribir juntos la historia.
En la Llamada por la Paz del final del encuentro se dice que “el diálogo es el don que nosotros queremos ofrecer al siglo XXI”». Este llamado «espíritu de Asís», que se extiende desde el año 1986, se traduce, según el obispo Vives, en que seamos conscientes de que Dios es bondad y es paz, «y que las religiones proclaman juntas que el mundo necesita alma y espíritu, y cooperan en la humanización de las personas. Son caminos de pacificación. Es el espíritu y el diálogo lo que dará alma a este mundo globalizado. Asís reclama un profetismo para la paz, basada en el diálogo y la comprensión del otro, de sus argumentos y tradiciones, de sus miedos y necesidades. Y también es una manera bonita para que el catolicismo se abra a otras religiones y tradiciones culturales».
No obstante, no siempre las religiones son percibidas como agentes de paz. Es en estos casos en los que toca examinar en qué se ha fallado y cuál es el camino a seguir. Así, la reflexión de Mons. Vives es que «si Cristo es nuestra paz, si el Reino de Dios es amor y es paz, los cristianos tenemos una deuda constante de ser constructores de la paz, como cantan las Bienaventuranzas. Una paz que empieza en el corazón de la persona, abierta a Dios, pero que se va derramando en acciones pacificadoras de las conciencias y de las personas, de los pueblos y de las relaciones sociales.
Y esto querrá decir lucha por la justicia, por el respeto a los derechos de las personas y de los pueblos, por la libertad religiosa, por la educación de las jóvenes generaciones».
Para comprender lo que se vivió en Cracovia, Mons. Joan Enric Vives nos remite a la Llamada por la Paz, un mensaje rico y profundo que surgió del encuentro y en el que se «vuelve a valorar el humanismo integral, el amor a la paz, el diálogo entre culturas y tradiciones religiosas, el regreso a Dios de un mundo que, cuando le abandona, cae en la trampa del odio, el egoísmo y la violencia».
De regreso en Cataluña, son muchas las imágenes, las personas, las sensaciones que vienen a la memoria. Es difícil resaltar unas sobre otras, como se desprende de los recuerdos que Mons. Vives se ha traído de Polonia: «Nuevos amigos, un renovado compromiso por el diálogo y la amistad, el redescubrimiento del misterio de la presencia de Dios en tantas tradiciones religiosas diferentes a la mía, el gran ejemplo de la nación polaca y el prestigio de sus autoridades religiosas, tan vinculadas a la historia de su país y tan amadas, la figura enorme y providencial de Juan Pablo II…»
La próxima cita del encuentro que organiza anualmente la Comunidad de Sant’Egidio será en Barcelona, que de este modo toma el relevo para mantener vivo el «espíritu de Asís».