Cerca de 200 representantes religiosos de todo el mundo han participado este martes en la "oración conjunta por la paz" con la que ha concluido el encuentro interreligioso de el palacio episcopal ortodoxo de Nicosia (Chipre), promovido por la Comunidad de San Egidio.
La ceremonia terminó con la firma de un "llamamiento a la paz", propuesto por una representante de la Comunidad de San Egidio, en el que se pide a las naciones construir "un nuevo orden mundial de paz".
"Asistimos a un momento difícil de la historia, a causa de la crisis económica que atenaza al mundo, y que ha deshecho tantas seguridades. Muchos ven el futuro con pesimismo, y si los ricos no les ayudan, un gran mundo de pobres pagará un duro precio por esta crisis. No es momento para cerrarse en pesimismos", advierte el mensaje.
En la conclusión intervinieron en fundador de la Comunidad de San Egidio, Andrea Riccardi, y la ex prisionera de las FARC Ingrid Betancourt. Riccardi expresó su confianza en que la elección de Chipre como sede de este encuentro ayude a resolver el conflicto de este país, dividido entre turcos y chipriotas, y considerado el "último muro" que queda por caer en Europa.
"Deseamos que la paz y la justicia sean restablecidas en Chipre, y que de esta tierra, en una posición estratégica entre oriente y occidente, sople un viento de paz sobre el cercano Oriente Medio, sobre Iraq, sobre el África sufriente", añadió Riccardi.
Para Ingrid Betancourt, los países "deben tener fe y no rendirse", sino "creer que un mundo mejor es posible, que el bien siempre vence al mal. No hay que olvidar que la felicidad a la que el mundo aspira será posible cuando la religión no sea utilizada para fines políticos".
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