| 22 Octobre 2009 |
El espíritu de Asís |
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En plena guerra fría, el 27 de octubre de 1986, Juan Pablo II convocó en Asís, patria de san Francisco, a los líderes de las grandes religiones para rezar por la paz, no unos contra otros, sino unos con los otros. Desde entonces empezó a soplar el espíritu de Asís. La Comunidad de Sant’Egidio comprendió que Asís debía continuar después del 86 y año tras año lo ha llevado peregrino en distintas ciudades. El espíritu de Asís es diálogo entre las religiones, conscientes de la aportación decisiva que las religiones y el espíritu pueden hacer a la paz.
Juan Pablo II, al finalizar la inolvidable jornada de octubre de 1986, dijo: «Juntos hemos llenado nuestros ojos con visiones de paz que liberan energías para un nuevo lenguaje de paz, para nuevos gestos de paz, gestos que romperán las cadenas fatales de las divisiones heredadas por la historia o creadas por las ideologías modernas. La paz espera a sus trabajadores… » Año tras año se han visto liberar energías de paz que han roto las cadenas creadas por las ideologías, como cuando en 1989 se derribó aquel muro que parecía insalvable de la guerra fría. La paz en Mozambique o en Burundi nos han revelado que la oración por África no ha sido en vano.
Como señalaba este año en Cracovia el profesor Andrea Riccardi: «Existe una corriente profunda que las noticias no perciben. El espíritu cambia la historia.» Y de este espíritu nace la convicción de que el diálogo es indispensable para la paz: para crear una civilización de la convivencia. No es un camino para los débiles o los perdedores. En un mundo globalizado en donde cada vez más hombres y mujeres de religiones y culturas diferentes viven juntas se hace necesario cultivar el arte de convivir.
El espíritu de Asís recuerda que para las religiones el diálogo es algo espiritual, es conversión profunda y meditada, que nos llama al camino de Dios, empezando un diálogo con Aquél que está más allá de nosotros. Vivir profundamente la propia fe no lleva a divergir sino a converger hacia los demás.
Este año el encuentro internacional por la paz ha visto un inédito y multitudinario peregrinaje interreligioso al gran santuario del dolor que es Auschwitz. Faltan palabras para explicar tanto horror, pero se comprende la necesidad de vivir juntos y practicar el arte de la convivencia. «Espíritu y diálogo indican el camino para vivir juntos en paz. Hemos descubierto con más claridad- se recordaba en el manifiesto de Cracovia- que el diálogo libra del miedo y de la desconfianza hacia el otro. Es la gran alternativa a la guerra.» El diálogo es la medicina que libera de los demonios del odio, del desprecio, de la guerra.
En el 2010 el espíritu de Asís volverá de nuevo a Barcelona. Es un don precioso que recibimos con agradecimiento y esperamos que arraigue en nuestra tierra y se continúe sembrando en el mundo.
Jaume Castro
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