La Comunidad de San Egidio, movimiento internacional de laicos basado en la plegaria, la solidaridad, el ecumenismo y el diálogo, publicó el año 1990 Dove mangiareuna guía para conocer los lugares de Roma donde se podía encontrar ayuda y acogida para la gente sin recursos. Desde entonces se ha seguido publicando y el experimento se ha trasladado a otras ciudades y se publica en varias lenguas. En Barcelona, este año se publica la decimotercera edición de On menjar, dormir, rentar-se denominada ya la guía Michelin de los pobres.
Se han hecho 2.500 ejemplares y se pueden ir a buscar por las mañanas en c/ Hospital, 140. Para donativos: IBAN ES74 2100 3000 1321 0293 1895.
La guía del 2017 de Barcelona está dedicada a Rafael y Antonio. Hace 20 años que Rafael y Antonio murieron de frío en la calle en una de las noches más gélidas que ha sufrido Barcelona. Rafael murió el 30 de diciembre de 1996 y Antonio, el día siguiente. Tenían 45 y 60 años, respectivamente.
La guía se abre con un capítulo dedicado a los 32 comedores sociales, con direcciones y teléfonos. A continuación viene la lista de lugares donde dormir, un total de 18, a los cuales se suman otros tres cuando hay olas de frío. De lugares para lavarse hay 14 en Barcelona. También se añade la lista de lavabos públicos. Y el libro continúa con una lista de lugares donde curarse, centros de acogida y orientación, centros parroquiales y otras direcciones más específicas. En este último apartado se incluye la red de atención a la drogodependencia, centros de asistencia a presos y expresos, servicios para menores y mujeres víctimas de la violencia. Y en la parte final del libro se incluyen listados de guarderías, centros de asistencia social, oficinas de Benestar Social y direcciones para extranjeros que tengan que hacer trámites. La guía incluye explicaciones mínimas relacionadas con temas como pensiones, invalidez, renta mínima de inserción, formación profesional y orientación laboral. Y acaba con información sobre cursos de catalán y sobre la red de transportes.
La obra se hace gracias a la experiencia y el trabajo voluntario de personas de San Egidio que trabajan con los sinhogar en Barcelona desde 1989 con una red de más de un centenar de voluntarios. Este año, durante la ola de frío de enero se creó una cadena de generosidad sin precedentes: muchos ciudadanos no sólo dieron mantas y ropa sino que se ofrecieron voluntarios para ir a encontrar a las personas que viven en la calle. Como dicen desde la comunidad, “se trata de una novedad muy positiva que demuestra que es posible no olvidar aquellos que se han quedado atrás, que es posible detenerse a su lado, escucharlos y acompañarlos para resolver los problemas que tienen. En definitiva, vencer la indiferencia”.