«Si algo hemos aprendido del siglo XX es que la cultura no es ninguna salvaguardia contra la barbarie.»
Jaime Vándor nació en Viena el 26 de febrero de 1933, un día antes de la quema del Reichstag alemán. Como consecuencia de la anexión de Austria por el Tercer Reich, toda su familia, de origen judío, huyó a Hungría. En 1940, su padre emigró a España con la esperanza de poder reunirse allí más adelante con su mujer y sus dos hijos; sin embargo, el cierre de las fronteras lo impidió y ellos tres tuvieron que quedarse en Hungría, hacinados en el llamado «gueto internacional» de Budapest. En 1944 los alemanes ocuparon Hungría y miles de personas fueron deportadas y murieron, entre ellas gran parte de los amigos y familiares de los Vándor. Jaime, su madre y su hermano esquivaron este destino gracias a la actuación de Ángel Sanz Briz y de Giorgio Perlasca, que salvaron de la deportación a más de 5.200 judíos refugiados en la Embajada de España. Después de muchas vicisitudes, en 1947, ya en plena posguerra española, los tres consiguieron llegar ñnalmente a Barcelona.
En la intensa y reveladora entrevista que Jaume Castro dedica a Jaime Vándor en este libro, el lector de hoy se sentirá inevitablemente interpelado por la trayectoria vital del protagonista. Sus reflexiones serenas, matizadas y esclarecedoras sobre la memoria, la moraly el arte después de la experiencia del holocausto enfocan la cuestión del bien y del mal desde un punto de vista nuevo.