Salmo 21 (22)
Dios m�o, Dios m�o, �por qu� me has abandonado?
�lejos de mi salvaci�n la voz de mis rugidos!
Dios m�o, de d�a clamo, y no respondes,
tambi�n de noche, no hay silencio para m�.
�Mas t� eres el Santo,
que moras en las laudes de Israel!
En ti esperaron nuestros padres,
esperaron y t� los liberaste;
a ti clamaron, y salieron salvos,
en ti esperaron, y nunca quedaron confundidos.
Y yo, gusano, que no hombre,
verg�enza del vulgo, asco del pueblo,
todos los que me ven de m� se mofan,
tuercen los labios, menean la cabeza:
Se confi� a Yahveh, �pues que �l le libre,
que le salve, puesto que le ama!
S�, t� del vientre me sacaste,
me diste confianza a los pechos de mi madre;
a ti fui entregado cuando sal� del seno,
desde el vientre de mi madre eres t� mi Dios.
�No andes lejos de m�, que la angustia est� cerca,
no hay para m� socorro!
Novillos innumerables me rodean,
ac�sanme los toros de Bas�n;
�vidos abren contra m� sus fauces;
leones que desgarran y rugen.
Como el agua me derramo,
todos mis huesos se dislocan,
mi coraz�n se vuelve como cera,
se me derrite entre mis entra�as.
Est� seco mi paladar como una teja
y mi lengua pegada a mi garganta;
t� me sumes en el polvo de la muerte.
Perros innumerables me rodean,
una banda de malvados me acorrala
como para prender mis manos y mis pies.
Puedo contar todos mis huesos;
ellos me observan y me miran,
rep�rtense entre s� mis vestiduras
y se sortean mi t�nica.
�Mas t�, Yahveh, no te est�s lejos,
corre en mi ayuda, oh fuerza m�a,
libra mi alma de la espada,
mi �nica de las garras del perro;
s�lvame de las fauces del le�n,
y mi pobre ser de los cuernos de los b�falos!
�Anunciar� tu nombre a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabar�!:
Los que a Yahveh tem�is, dadle alabanza,
raza toda de Jacob, glorificadle,
temedle, raza toda de Israel.
Porque no ha despreciado
ni ha desde�ado la miseria del m�sero;
no le ocult� su rostro,
mas cuando le invocaba le escuch�.
De ti viene mi alabanza en la gran asamblea,
mis votos cumplir� ante los que le temen.
" Los pobres comer�n, quedar�n hartos,
los que buscan a Yahveh le alabar�n:
""�Viva por siempre vuestro coraz�n!"""
Le recordar�n y volver�n a Yahveh todos los confines de la tierra,
ante �l se postrar�n todas las familias de las gentes.
Que es de Yahveh el imperio, del se�or de las naciones.
Ante �l solo se postrar�n todos los poderosos de la tierra,
ante �l se doblar�n cuantos bajan al polvo.
Y para aqu�l que ya no viva,
le servir� su descendencia:
ella hablar� del Se�or a la edad
venidera,
contar� su justicia al pueblo por nacer:
Esto hizo �l.