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La casa familia
La casa familia para menores "Petite Soeur Magdeleine", inaugurada por la Comunidad de San Egidio en 1990 en Roma, ha sido construida como una casa real donde conviven dos mam�s y diez menores, rodeados por una gran "familia" de amigos que les ayudan en los estudios, organizan fiestas y excursiones y les ayudan a crecer serenos. La casa est� pensada a medida de los ni�os y de los adolescentes. En la gran sala com�n d�nde est�n los juegos, y d�nde incluso se puede escribir sobre la pared pizarra, se reciben las visitas, se come y se ve la TV. En el piso superior todos los dormitorios est�n personalizados. Una ala de la casa est� reservada a los adolescentes, garantiz�ndoles los espacios necesarios de autonom�a. Los ni�os y los adolescentes que viven en la casa familia a menudo llevan en sus espaldas historias de abandono o graves problemas familiares. Han llegado a la casa a familia por orden del Tribunal para los Menor de edad o de los servicios sociales, otros han llegado de los hospitales, porque estaban enfermos (a veces de SIDA) o minusv�lidos. En la casa familia han encontrado no s�lo una nueva casa sino tambi�n una familia acogedora que ayuda a superar las dificultades de muchas historias personales. �C�mo nace? Con el paso de los a�os, nos hemos encontrado con menores que viviendo situaciones particularmente dram�ticas, se les ha alejado de su n�cleo familiar y se les ha internado en centros. Comprendimos que para ellos no era suficiente un apoyo, que pod�a ser parcial, sino que desgraciadamente era necesario separarles de la familia. Sin embargo tambi�n vimos la necesidad de introducir al menor en un nuevo entorno de vida que pudiera responder a todas sus necesidades. Nuestra casa familia quiere ser precisamente esto: un lugar de acogida para los menores, que sepa curar las heridas de las dificultades del pasado y reponerles las energ�as para afrontar el futuro. En la casa familia se vive como en una familia, aunque no quiere reemplazarla: muchos ni�os y adolescentes, en efecto, en estos a�os han dejado nuestra casa porque han sido adoptados o acogidos felizmente. Pero el trabajo de la comunidad tambi�n ha permitido intervenir en las situaciones familiares, donde era posible, para permitir a los menores volver a vivir con sus padres. Por este motivo no es un orfelinato, ni tampoco una casa de acogida temporal, sino un entorno bonito, a medida del ni�o (o del adolescente, en el ala para ellos reservadas) que se hace cargo de los m�s j�venes, ayud�ndoles a crecer y a tener un futuro mejor. |