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a cargo de
Francesca Zuccari

 

Las mesas

El problema de la comida es uno de los problemas m�s dram�ticos de la pobreza que, parad�jicamente, afecta tambi�n a las grandes ciudades europeas: cada vez es m�s habitual ver a personas que hurgan en los contenedores de basuras buscando comida.

Dar de comer es un valor muy antiguo, difuso en todas las culturas, porque es un reclamo directo al valor de la vida. El esc�ndalo del hambriento es un punto decisivo en la conciencia cristiana a partir de la par�bola evang�lica del rico Epul�n que com�a abundantemente mientras que el pobre L�zaro yac�a en su puerta. El mismo valor de dar de comer est� arraigado tambi�n en la cultura hebrea y en la isl�mica y est� conectado a la hospitalidad. El mismo valor de dar de comer est� arraigado tambi�n en la cultura hebrea y en la isl�mica y est� unido a la hospitalidad.

Pero el hambriento interroga la conciencia de todos, laicos y creyentes: no se puede dejar para ma�ana a quien tiene una necesidad vital porque no puede esperar. Este es el coraz�n de la cultura de la solidaridad.

De esta conciencia naci� el primer comedor en Roma. M�s tarde se abrieron los comedores de Amberes (B�lgica) y de Wurzburg (Alemania). Tambi�n en Mosc�, desde 1990, el comedor que naci� por iniciativa de Alexander Ogorodnikov y sostenido por la Comunidad ha acogido a ancianos pobres y personas sin techo. Tambi�n en las c�rceles mozambique�as y de otros pa�ses africanos como en el hospital psiqui�trico de Tirana (Albania), los miembros de la Comunidad intervienen a favor de las personas que viven en estas estructuras con alimentos y comidas calientes.


El comedor de Via Dandolo en Roma 

En los comedores se sirve gratuitamente a los hu�spedes un plato caliente y abundante en un clima familiar y acogedor. Quien acude al comedor no tiene s�lo necesidad material de comida, sino tambi�n de encontrar la simpat�a, el respeto y el calor humano que a menudo les son negados.

La atenci�n a la dignidad y a la personalidad de cada uno se expresa en un ambiente cuidado, en la actitud cort�s de los voluntarios que sirven la mesa. Se presta una atenci�n particular a la comida: se tiene en cuenta, en efecto, las costumbres alimenticias de los hu�spedes, respetando las tradiciones religiosas. Teniendo en cuenta la presencia de musulmanes, por ejemplo, nunca se sirve carne de cerdo ni se bebe vino.

El servicio est� garantizado por los voluntarios que, gratuitamente, ofrecen su tiempo libre para ayudar, tambi�n en otras iniciativas, a estas personas que atraviesan dificultades.

En Roma el comedor de Via Dandolo ha albergado desde 1988, a�o en el que fue abierto, m�s de 100.000 personas y se han servido 2.200.000 comidas. En el comedor de Amberes se sirven aproximadamente 150 comidas a los j�venes que viven en la calle y a personas con dificultades. En el comedor de Wurzburg unas 50 personas, entre ellas muchos ancianos solos, encuentran compa��a y reposo.


El comedor de Amberes - B�lgica