Viaje a las prisiones africanas: la amistad de la Comunidad de Sant'Egidio de Agoche, en Mozambique, con los prisioneros
7 de agosto de 2010
La ciudad de Angoche, en Mozambique, capital de uno de los distritos de la provincia de Nampula, se encuentra en la costa. La mayor parte del acceso por carretera está sin asfaltar. El único medio de transporte para llegar (si no se tiene un vehículo todoterreno) es con camión: ni tan solo los minibus se aventuran por esas carreteras.
En el pasado fue un punto de una cierta importancia, como lo demuestra una bonita iglesia de estilo colonial, el "Café desportivo" (único restaurante de la ciudad) y la oficina de capitanía del puerto. Después de la guerra, finalizada en 1992, Angoche todavía no ha encontrado una vía para su desarrollo. Además muchos cooperantes extranjeros se han ido. Después de la marcha de los últimos misioneros, en la ciudad sólo ha quedado un sacerdote, que debe seguir a 4 parroquias.
En Angoche la Comunidad de Sant’Egidio se articula en muchas pequeñas comunidades que, a lo largo del distrito se reúnen para la oración varias veces por semana, hacen la Escuela de la Paz para los niños y, todos los domingos, después de participar en la misa (o, cuando el párroco no está, en la celebración de la Palabra) van a encontrar a los prisioneros de la prisión del distrito vecina.
La cárcel se encuentra a las afueras de la ciudad, a poca distancia del mar. Las condiciones estructurales continúan siendo pésimas. Un ciclón, hace tres años, dañó el techo de la mayor parte de la prisión, así que los actuales 90 prisioneros - provenientes de los dos distritos de Angoche y Mogicual - se encuentran ubicados massivamente en las dos celas que todavía tienen techo. Durante el día se vive bajo el sol, sin alternativa, aunque las temperaturas rara vez caen por debajo los 35 grados. La comida se distribuye una sola vez al día, y siempre es polenta de maíz con frijoles
.
Un enfermero viene de vez en cuando a visitar a los reclusos enfermos, pero la pequeña celda que debería ser la enfermería es deficiente y actualmente está inutilizable. El pasado año murieron 36 reclusos a consequencia de una epidemia de colera y por la desnutrición.
A causa de las dificultades de transporte, los familiares de los prisioneros que provienen de las aldeas no pueden llegar fácilmente para visitarles y llevarles comida.
La Comunidad es la única presencia estable en la prisión, y realiza las tareas de las familias lejanas, ocupandose de los prisioneros. La visita regular se realiza todas las semanas: la atención sanitaria, las situación de su ropa, por parte de los amigos de la Comunidad, son un gesto de humanidad en un lugar de dolor.
De vez en cuando, se organiza una fiesta, un almuerzo para todos. Es la ocasión para una rica comida (arroz, cordero, frijoles), pero también un pequeño signo de amistad, una señal de esperanza.