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Ayuda a la Comunidad |
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Humanizar la cárcel: desde Haití hasta África crece el trabajo de la Comunidad en las cárceles y cambia la realidad Cárcel de Anse-a-Veau, Haití. Cuando falta de todo. Salvo la amistad, la solidaridad y la inventiva
Con el terremoto de enero de 2010 la situación empeoró aún más. Algunas cárceles quedaron en mal estado y los presos fueron trasladados a las cárceles que todavía aguantaban.
Nuestras visitas son para muchos presos el único vínculo con el exterior. Los distintos contenedores de ayuda que envió la Comunidad al país en los últimos meses han permitido repartir regularmente medicamentos, desinfectante para el agua para contener el cólera, colchones, ropa, suplemento alimentario y material para la higiene personal. También ha permitido proporcionar alimento y ropa –junto a una cantidad de dinero aportada por la parroquia de la catedral– a aquellos que, al salir de la cárcel, se encuentran sin ningún recurso Con un poco de inventiva y capacidad artesanal hemos podido proporcionar material sencillo como paja y bolsas de plástico para que los presos los transformaran en productos artesanales que la Comunidad vende fuera. De ese modo ha entrado en la cárcel una pequeña posibilidad de trabajo, llenando así del desierto de días siempre vacíos e iguales.
Cárcel de Cuamba, Mozambique. Cuando el agua y el aire… ¡son la vida!
El centro se construyó antes de la independencia (1975) para unos 30 detenidos, pero hoy alberga a 191. Los detenidos se ven obligados a dormir 3 por cama, en literas triples: sólo así caben en las tres únicas celdas de la cárcel.
El problema del agua afecta desde hace unos años a toda la ciudad de Cuamba, porque el viejo sistema de tuberías está dañado y la instalación no puede proporcionar agua para toda la población. Pero en la cárcel la situación se hace dramática y provoca a menudo epidemias de distinto tipo. La situación es grave entre otras cosas porque la cárcel está en el centro de la ciudad, a poca distancia del mercado.
En 2009, en vista de la gravísima situación higiénica, la Comunidad logró que la empresa que está rehabilitando el sistema hidráulico de la ciudad instalara una bomba hidráulica en la cárcel, y ahora el agua llega con cierta regularidad. Y en 2010, para aliviar la situación de los detenidos, de acuerdo con la dirección de la cárcel, se dobló el número de ventanas/respiraderos de las celdas para que todos pudieran respirar mejor. Hace pocos días han llegado noticias del enfermero que se ocupa de la enfermería: los datos sanitarios son alentadores: mientras que en 2008 se produjeron 20 defunciones (sobre una media de 100 detenidos), en 2009 hubo 4, y en 2010 sólo3 (aunque los detenidos han llegado a 191). El agua y el aire han traído la vida. Cárcel de Maroua, Camerún. La historia de Djona
Djona necesitaba de todo (productos higiénicos, ropa y alimentos) porque su hijo estaba a punto de nacer. Finalmente se produjo el parto con éxito en la cárcel. «Que Dios bendiga la obra de la Comunidad y vuestra misión» dijo feliz a los amigos de la Comunidad. |
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