Si quiere estar unida y vivir en paz, Europa no puede olvidar el horror al que la llevaron las discriminaciones raciales, el antisemitismo y el antigitanismo: la Shoah, el Holocausto.
Manteniendo viva la memoria, que manifiesta la firme voluntad de contribuir a crear una Europa distinta, donde sea posible convivir entre gente distinta, jóvenes de 5 países de la Europa Occidental se reunieron los días pasados en Auschwitz con la Comunidad de Sant'Egidio.
Tras una peregrinación al campo de concentración y el encuentro con testimonios y supervivientes (véase el programa más adelante), hicieron un llamamiento, expresión de su compromiso a "excluir toda forma de racismo, discriminación o desprecio contra la persona y contra la vida, y contribuir activamente a crear una Europa donde todos puedan convivir: un mundo sin racismo"".
L'APPELLO
Nosotros, jóvenes adultos de España, Alemania, Bélgica, Francia, Italia y los Países Bajos nos reunido hoy con la Comunidad de Sant’Egidio en Auschwitz para conmemorar el horror de la Shoah. Hoy, 10 de julio, nos encontramos frente al monumento en recuerdo de las víctimas del exterminio nazi de millones de hombres y mujeres (judíos, gitanos y otros, miembros de grupos no deseados) para reflexionar y recordar.
Nosotros nacimos años después de aquel gran Mal, pero vemos que no se trata de algo remoto, de un pasado que no nos afecta, que no nos incumbe. Nosotros, por el contrario, creemos que esta tragedia nos concierne muy de cerca porque tuvo lugar en Europa. “Sucedió, y puede suceder de nuevo”, nos advirtió Primo Levi.
Cada vez que un extranjero sufre por la violencia en nuestras ciudades, cada vez que una persona es despreciada por su descendencia, por su religión o por ser diferente, se abre un camino de odio y violencia en el corazón de las personas.
Por ello, queremos dar testimonio de todo lo que hemos visto y oído estos días y queremos comunicar a nuestros coetáneos y a la siguiente generación la importancia de rechazar cualquier forma de racismo, discriminación o desprecio contra el hombre y contra la vida.
Nos hemos detenido y hemos depositado ofrendas de flores en este simbólico lugar donde terminó bruscamente el viaje de la vida de mucha gente. Hemos seguido los pasos de su último viaje para honrar a las víctimas de la violencia ciega que fueron privadas de toda dignidad humana e incluso de la vida.
Estamos convencidos del valor absoluto de la vida y de la victoria del perdón sobre la venganza. Nosotros queremos vencer al mal con el bien. Por ello queremos contribuir activamente a crear una Europa donde todos puedan vivir juntos: un mundo sin racismo. ¡Un mundo sin racismo!
Nos vamos de Auschwitz más unidos, con la determinación de convencer a nuestros coetáneos con la fuerza del amor para hacer el bien y para convertir nuestros países en una Europa de paz.
EL PROGRAMA
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